3/7/08

Mario Espinoza Anicama

Hogueras

Llegas con las alas cansadas,
con el granomás fecundo
entre tus garras
desgranando tu último alarido
de vuelo vagabundo en las montañas.

Ahora hace falta que lastimes la leña
y no hagas ruido donde
el sueño quema.

Las voces lastimeras se alimentan
de tu pan crocante en su dialéctica,
indagando por el niño que cobijas
como un pájaro engendrado
en tus venas.

¡Oh, humanidad! Sigues padeciendo
a ras del suelo. Bamboleando
entre quimeras
cuando acercas al calor de tus prodigios
el amor que va sangrándote
por fuera.

(Pisco-Ica 1943)

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