23/1/11

HOMENAJE -ARGUEDAS -- Por: Eva Velásquez


¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo sé bien. Pero no mató en mí lo mágico

José María Arguedas (1911 – 2011)

“...Yo no soy un aculturado; yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua. Deseaba convertir esa realidad en lenguaje artístico y tal parece, según cierto consenso más o menos general, que lo he conseguido. Por eso recibo el premio Inca Garcilaso de la Vega con regocijo. Pero este discurso no estaría completo si no explicara que el ideal que intenté realizar, y que tal parece que alcancé hasta donde es posible, no lo habría logrado si no fuera por dos principios que alentaron mi trabajo desde el comienzo.

En la primera juventud estaba cargado de una gran rebeldía y de una gran impaciencia por luchar, por hacer algo. Las dos naciones de las que provenía estaban en conflicto: el universo se me mostraba encrespado de confusión, de promesas, de belleza más que deslumbrante, exigente.

Fue leyendo a Mariátegui y después a Lenin que encontré un orden permanente en las cosas; la teoría socialista no sólo dio un cauce a todo el porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un destino y lo cargó aún más de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo. ¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo sé bien. Pero no mató en mí lo mágico. No pretendí jamás ser un político ni me creí con aptitudes para practicar la disciplina de un partido, pero fue la ideología socialista y el estar cerca de los movimientos socialistas lo que dio dirección y permanencia, un claro destino a la energía que sentí desencadenarse durante la juventud.

El otro principio fue el de considerar siempre el Perú como una fuente infinita para la creación. Perfeccionar los medios de entender este país infinito mediante el conocimiento de todo cuanto se descubre en otros mundos. No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores...”.

(Fragmento del discurso leído al recibir el premio Inca Garcilaso de la Vega en octubre de 1968)

En este discurso se manifiesta el pensamiento político, social, su amor por lo autóctono, lo andino, el arte, la historia peruana entendida como una nación pluricultural y mestiza, del Amauta Arguedas.

El autor en la década del 60 vivió en la ciudad de Chimbote, en la época del boom pesquero, época de la migración provinciana al puerto, atraída por la ilusión de un mejor futuro para sus hijos gracias al trabajo generado por el auge pesquero. Su novela póstuma “El zorro de arriba y el zorro de abajo “expresa este contexto, su problemática, sus personajes, denominando a Chimbote “La Ciudad de todas las sangres”.

Tengo el honor de ser chimbotana, la tierra que acogió e inspiró al Amauta, por eso, en homenaje a él , a su compromiso y reivindicación del pueblo , voy a compartir con ustedes tres poemas de mi primer libro “Oleaje de Mujer”(2005) que hablan sobre el mar, la pesca, Chimbote.

FOTOGRAFÍA

Viento fuerza bolicheras

pelícanos cardumen riqueza

malecón cobrizo en fuga de sol

islas bordadas

eternidad.

OCASO

escucho el mar

donde la arena se extiende

junto al perfume naranja

del ocaso

del sol

MAR Y ACERO

A José María Arguedas.

el misterio bajó las escaleras

sus harapos lo encontraron

en el centro de la calle

lo envolvieron

con huesos de pobreza

que habían robado al hombre

en el acróstico

dibujado en el espejo

por sus insomnios de ojos entristecidos

que huían de su conciencia

como heridas negras

envueltas en sonidos de miseria

caminó y corrió buscando una utopía

que despierte sus jardines de grandeza

retornó llevando una ciudad

humedecida

apasionada

por el olor de la fortuna

que existía en un cristal

de

mar

y

acero.

¡GLORIA ETERNA AL AMAUTA JOSE MARIA ARGUEDAS!

Cordialmente, Eva Velásquez Lecca.

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