A Juanra
UNO
Domingo 11 de febrero, Mercado ATECA,
paradero 5 de José Gálvez, en Villa María del Triunfo. Un sol criminal caía a
plomo sobre la piel, exigiendo duchazo, piscinazo, chaparrón, y de paso jarras
o baldes de limonada o chela al polo. Pero nada, tranki. Solo haciendo algo de
tiempo como quien acomoda los libritos en las mesas, o haciendo una chanchita
para la chicha helada, antes de arrancarnos con la I Feria del Libro Peruano (I
Felipe) en VMT, cono sur de Lima, como quien se va a Lurín.
En una explanadita, en el corazón del
mercado, Damani había toldeado una parte y en otra 3 columnas de sillas
esperaban a la audiencia. De tanto en tanto, Ernesto o Damani o Chumbi, se arrancaban
con el clásico “en unos minutos…”, hasta que llegó el momento. Las amas de
casa, veloces unas y pausadas otras, le echaban una miradita al “auditorio”, a
los libros, a los jóvenes escritores reunidos bajo el toldo o en torno a las
mesitas de la Feria. Una que otra se quedaba a mirar los libros, preguntar,
dialogar y, en algunos casos, sobre todo cuando tenían la compañía de alguno de
sus pequeños, compraban algo.
Allí nomás arrancó el recital, una, dos,
tres vueltas. William y sus poemas de Jamás
tanto cariño doloroso, Rafaele con sus celebradas décimas que le sacan la
vuelta a la dureza de la métrica y la hacen caminar por el polvo y el barro y el
humor callejero de la urbe popular, Santos con sus poemas de reclamo social sin
animarse a regalar un pasillo, Ernesto con Todo
depende del humor de tus ojos, Chumbile con su poemón que recrea
literariamente al charla de bus en un vuelo de imaginación, autenticidad y
audacia pocas veces visto, Maackey con sus versos de amor, Damani con sus
poemas dedicados a Naomi.
Y claro, una permanente apelación a los
comerciantes, a los transeúntes, a las compradoras, en nombre de la poesía, la
rebeldía, la dignidad. ¡Aquí hemos venido
un grupo de poetas del Gremio de Escritores del Perú a compartir con ustedes, amas
de casa, jóvenes, niños, comerciantes, un momento de poesía, un momento de
cultura, porque la poesía y la cultura no es patrimonio de los de arriba, de
los poderosos, sino del pueblo, de las mayorías, como usted, señora, como usted
amigo, como tú niña. La poesía y el arte deben estar de la mano con el pueblo,
con los trabajadores. Como dijo Vallejo: Todo acto o voz genial viene del
pueblo y va hacia él… Aquí, les agradecemos que con tremendo calor ustedes nos
escuchen, se detengan a mirar los libros, nos presten atención. ¿Cuántos poetas
y artistas hay entre ustedes? Con toda seguridad, no pocos. Por eso propiciamos
este espacio, de encuentro y reencuentro de la poesía con el pueblo, con su
pueblo!
Entonces se calentó más aún el ambiente,
las mesitas de la Feria prácticamente fueron tomadas por los visitantes al
mercado, mujeres, varones, niños. Libros
desde un sol, el más caro 8 soles. Un pueblo que lee es un pueblo libre o
dispuesto a luchar por su libertad, llévese algo, señora, la lectura no hace daño,
más bien purifica el espíritu, explicaban los poetas, mientras uno de ellos
leía o declamaba. Una veterana profesora del lugar, entusiasmada por la
iniciativa, se animó a recitar un poema de amor. Claro, ella también escribía,
leía. Luego una pequeña de 9, tal vez 10 años, se robó el show cantando,
recitando, contando chistes. Este a sol
señito, estos a 2 soles, mi plaqueta a lukita, ofrecían los escritores, con firma una lukita más, chacoteaban
sanamente. Para todas las edades, pero
sobre todo para ellos, para sus niños, un lector más es un soldado menos…, parafraseaban
la conocida frase de Facundo Cabral.
La jornada tuvo junto con la eterna
gratitud al público, al mercado, a los comerciantes, un final de temple
horazeriano en la lectura-declamación del tajador
Omar Lívano, quien más fresco que una lechuga llegó para cerrar con una poética
urbana vigorosa y de guiños tiernos y sentimentales. Lo que vino luego fue un
rico combinado de sevillano y arroz con pollo debido al arte culinario de los
padres de Damani, remojado por un par de chelas heladitas, y sazonado, cómo no,
con anécdotas, chistes, payasadas, nuevos planteamientos e iniciativas.
DOS
Allí, con sus versos y sus bromas y sus
convicciones en pleno desarrollo, los jóvenes poetas del GEP ponen en evidencia
que el circuito de recitales entre cuatro paredes que se reitera hasta el
cansancio en diversos espacios del centro de las ciudades, con un auditorio que igualmente se repite, sin que
se haya agotado, no sirve de mucho para cristalizar el planteamiento vallejiano
que asumimos y defendemos: todo acto o
voz genial viene del pueblo y va hacia él.
Pero esta experiencia, entrañable por la
calidez de la relación con los lectores, era finalmente la continuidad y
desarrollo del impulso de difusión popular de la poesía que animó el Grupo
Tajo, hace un año, igualmente en los mercados de distintos puntos de los conos
de Lima, bajo el jubiloso nombre de ¡Chicles,
cigarrillos, poesía! Y que, visto el proceso cultural en términos
integrales, se incorpora al conjunto de iniciativas de escritores del pueblo
que desde diversas vertientes pero con una voluntad común, abren camino al
tejido arisco y tierno a la vez, de la vida del pueblo con los cantos y versos
que la redibujan con imágenes poéticas más o menos atrevidas o logradas.
Jornadas de promoción de la lectura,
ferias de libros, concursos de composición y declamación en colegios y barrios animados
por el GEP y por valiosos colectivos poéticos como Parasomnia o
escritores-promotores tenaces como Leoncio Luque y también por núcleos de
activistas culturales, solo por citar un par de casos, forman parte de este
proceso ascensional y envolvente, que recién perfila sus rasgos iniciales.
Del mismo modo, y como un elemento de
renovador impulso, ha surgido el método del carreo,
si bien no absolutamente original pues en diversos períodos ya se ha llevado a
la práctica: aquí se trata de incorporar al espacio de difusión de la poesía, a
los pasajeros de los buses, habituados a los charlas que ofrecen caramelos,
cuentan chistes, piden auxilio para el hijito moribundo o promocionan milagros
para los males del cuerpo y del alma. Dicha experiencia, inicial en esta etapa,
desplegada sobre todo por los jóvenes poetas del GEP, Andrés Rafaele y José
Antonio Chumbile, no solo está en crecimiento y permanente depuración sino que
ya ha sido objeto de provisional sistematización en una ponencia presentada y
expuesta por estos en el reciente XII Encuentro de Escritores ´”Manuel Jesús
Baquerizo”.
TRES
Se trata de un rasgo concreto de la
actividad de cada vez más escritores jóvenes que sin renunciar al atrevimiento,
la alegría, la irreverencia, la rebeldía, así como al vuelo de experimentación
con giros y cadencias distintos a la norma, se plantean más bien insertarse con
su arte y su canto en determinado nivel de la cotidianeidad popular: un mercado, un colegio, un barrio,
por supuesto a contracorriente del miserable discurso “cultural” que el poder
promueve de manera aplastante: telebasura en sus diversas expresiones, música
empobrecida hasta el subsuelo, diarios que supuran bajezas, emisoras que han
hecho de la degradación humana su tema absoluto.
¿Es riesgoso este ejercicio, es
preocupante esta apuesta, en relación a la calidad estética del discurso
poético que se entrega? ¿No hay el peligro que la voluntad sustituya al rigor y
que los poetas comprometidos con esta propuesta caigan en el lugar común, en la
frase hecha, en la ausencia de sorpresa, estimulados por el aplauso inmediato o
por la atmósfera chonguera de las calles, parques, mercados y buses, y
finalmente entreguen una palabra previsible, envejecida, ajada por el uso y el
abuso?
El riesgo y el peligro existen, pero no
son menores a los riesgos y peligros que entraña la construcción de la obra
artística y literaria edificada desde la soledad creativa, desde el gabinete
académico o desde la a veces asfixiante –por decadente– práctica literaria que
se regocija de subsistir en los espacios cerrados, en el cultivo sin pudor y en
similar cantidad de la mediocridad y la vanidad o, peor aún, en las borracheras
consuetudinarias que acunan utópicas revoluciones sociales o literarias.
Porque finalmente, bien vistas las
cosas, la renovación del discurso poético, más allá de las jugadas de mano
diversionistas y efímeras incapaces de producir nada trascendente, encuentra uno
de sus cauces más valiosos en la fusión de la imaginación creadora con la
inserción del sujeto en la historia y el latido vigoroso de la vida del pueblo,
el canto de su lenguaje transparente y vital. Y ello es posible desde un grado
básico de conciencia militante, de compromiso con el proyecto histórico de
liberación de las mayorías, de comprensión de que solo es posible devolver
enriquecido el lenguaje que heredamos desde una práctica literaria que se integre
en el proceso histórico y cultural que la contiene, que lo reconozca, lo domine
y lo supere.
Lima, 22 de febrero de 2014
Jorge Luis Roncal
Colectivo
Arteidea / Gremio de Escritores del Perú
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ALGUNAS IMÁGENES DEL EVENTO
FERIA DE LIBRO EN V.M.T
ESCENARIO POÉTICO EN V.M.T
INTERVENCIÓN POÉTICA DEL PÚBLICO ASISTENTE
POESÍA CON: SANTOS BURGOS
AL FINAL DEL EVENTO EL COMPARTIR
FOTO DE DESPEDIDA
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