25/2/09

Miguel Gutiérrez acaba de publicar Confesiones de Tamara Fiol.

“No tenemos personajes femeninos fuertes”

Escritor Miguel Gutiérrez acaba de publicar Confesiones de Tamara Fiol. Novela entreteje visión de la violencia política con las pasiones humanas de los personajes.

Pedro Escribano

FOTO: Franz Krajnik

IN SITU. Miguel Gutiérrez en la Tiendecita Blanca de Miraflores. Su personaje Tamara Fiol frecuentó el lugar.

Un periodista estadounidense de origen latino, cronista de guerra, Morgan Scott Batres, ha hecho un reportaje sobre las mujeres de Sendero Luminoso. Durante esa tarea se entera de Tamara Fiol, que trabaja como coordinadora de Derechos Humanos ante la ONU, pero que en su juventud, mujer de coraje, había sido comunista y que después, a raíz de un accidente automovilístico, tuvo que usar muletas. Scott Batres la contacta y la entrevista. Así, con estos dos personajes, el escritor Miguel Gutiérrez se adentra en una historia donde entreteje mucho de la vida política del Perú actual con la dimensión humana, subjetiva, de los personajes. Confesiones de Tamara Fiol (Ed. Alfaguara) es una novela en donde las pasiones, como el amor, el erotismo, el rencor, configuran personajes de carne, hueso y sueños, anclados en los tiempos violentos del Perú.

-¿Que escojas un periodista, un cronista de guerra, qué te ha facilitado en la novela?

-Mira, un problema que se me presentó fue quién cuenta la historia. Yo quería una mirada exterior, que tenga, por lo tanto, cierta imparcialidad, cierta objetividad de las historias que se van narrando. Eso por una lado. Pero por otro, quería que sea un cronista de guerra porque quería mostrar que este mundo de violencia que intenta mostrarse en la novela es parte de la violencia de todo el mundo en el siglo XX. Y también, si se quiere autobiográfico, cronista porque cuando era muy joven (risas) uno de mis sueños era ser reportero de guerra.

-¿Y Tamara cómo funciona?

-Hay varias cosas. En primer lugar, hay un modelo en la vida real que tuvo dos aspectos bases para desarrollar la invención de este personaje. Por una parte, tiene un pasado de luchadora social, política, incluso, como se narra al final de la novela, con una vida partidaria. En segundo lugar, se hablaba mucho de que esta mujer había tenido una relación muy precipitada con un sujeto que siguió otro camino. Otra cosa es que, efectivamente, el modelo de la vida real sufrió un accidente, pero a diferencia de mi personaje no quise que quede en sillas de ruedas. A partir de estos elementos de la realidad yo hago toda una invención.

-En los 80 se reivindicó el rol de la mujer. Sendero también las reivindicó. ¿Se puede cotejar en ese sentido a Tamara Fiol?

-Por supuesto. Pero aquí hay otras cosas. Yo creo que una de las carencias de la narrativa peruana, sobre todo del S. XX, es la ausencia de personajes femeninos con roles fuertes, protagónicos. Por lo menos hasta los años 70, porque ahora los narradores jóvenes sí toman a las mujeres en roles capitales. Entonces, Tamara responde también a la necesidad de crear personajes femeninos fuertes. Entre nuestra narrativa no hay una Alejandra, de Sábato, Maga, de Cortázar. Entre nosotros las mujeres son personajes decorativos, el objeto del deseo.

-¿Y Maruja de No una sino muchas muertes, de Congrains?

-Es un primer planteamiento de mujer con rostro. Para mí, le falta una vida interior; pero sí, efectivamente, es un adelanto. Maruja tiene que dirimir la jefatura de la banda incluso a golpes.

-Tu novela avanza y retrocede en la historia de tus personajes. ¿Has querido mostrar un fresco de la política peruana?

-Yo he partido de que los personajes, como las personas, tienen un pasado, tiene una familia. En el caso de Tamara Fiol y en parte de Raúl Arancibia, un pasado que está entre la política, un pasado en donde la ideología y la acción revolucionaria han sido importantes en sus vidas. Efectivamente, he querido mostrar un panorama de la izquierda en el Perú y de grupos políticos que querían el cambio, de allí también la presencia del APRA en un primer momento. Asimismo, las luchas internas de los diversos Partidos Comunistas, “pekineses”, “moscovitas” y luego Sendero. En efecto, he querido, también, al mismo tiempo, dar cuenta de las luchas políticas en el Perú, desde la perspectiva de la izquierda. Pero también están las pasiones, como el erotismo del abuelo de Tamara, Ramiro Fiol, con Belén Goyeneche. No quería personajes asépticos, asexuales. El erotismo es una dimensión de la vida humana.

-A Pablo Fiol, padre de Tamara, le dejan un papel bajo su puerta que dice: “Mi cuerpo es tu casa/ entra y enciende el hogar”.El verso es de Gudelia, Evalina o de Miguel Gutiérrez?

-(Risas) A veces por la necesidad de la historia de los personajes he tenido que escribir algunos versos. Soy incapaz de escribir poemas. Además, si sale mal el poema es del personaje no mío (risas).

-Transfiguras personajes reales. El arzobispo de Huamanga de tu novela se parece mucho a quien fue obispo en esa ciudad y mandó al tacho los derechos humanos.

-Claro, por supuesto. He tenido la imagen. El personaje está justificado no solo porque es una denuncia sino también por Tamara Fiol. Ella es una defensora de los derechos humanos. O sea, no solo por denuncia sino también por la necesidad de la historia y necesidad de los personajes.

-Tamara Fiol es una militante comunista, después funcionaria de la ONU.¿Tomaste el perfil insurgente de Tamara?

-Pero al final te quedas con todas las dudas. La primera entrevista que tiene Tamara con Morgan un poco que minimiza ella su relación con el marxismo, con el Partido. En las dos últimas entrevistas, Morgan se da cuenta de que la militancia política no es un cosa aleatoria. Se plantea si Tamara podría ser una militante secreta de Sendero Luminoso y que ha tomado esa estrategia.
-Arancibia está en uno y otro partido.¿Arquetípico de algunos izquierdistas peruanos?

-Arancibia se inspira en la trayectoria de muchos militantes de izquierda. Esa cosa de Arancibia de ser aprista, trotskista, comunista y anticomunista y termina narcotraficante. Es una cosa que se da en el Perú y en el mundo.

-Tu novela es la incubación para un personaje de quien no se dice mucho pero está allí, Kymper.

-Claro, es el personaje de otra novela mía, Se busca a Kymper.

-¿Será el pretexto para contar la historia más reciente?

-Yo pienso que se ha formado una trilogía con independientes argumentalmente. Trato de entender un suceso que hasta ahora ha quedado en la oscuridad. Otro asunto mío es entender qué impacto tuvo la guerra interna en la vida de las personas, de la colectividad.

Derecho sobre la violencia

-Desde antes, Lucho Nieto, Colchado, Dante Castro, ahora Alonso Cueto, Ampuero, Iván Thays, abordan la violencia política. ¿El tema ha imantado a los escritores del Perú?

-Yo pienso que sí. Yo creo que no se debe condenar a los escritores que has mencionado porque, supuestamente, según algunas posiciones no tienen derecho a escribir. No estoy de acuerdo, los temas son universales y, finalmente, cada quien da una perspectiva de ese acontecimiento que fue real, de verdad, y es bueno que se escriba. Es legítimo que de otras perspectivas de clase se escriba la historia. Eso pasó con la guerra civil española. Tal vez la diferencia es que para mí no es un tema literario, sino es algo que está ligado a mi vida, a mis pensamientos y a los míos, a quienes trato de rendir homenaje. Te habrás dado cuenta que en Confesiones... no hay denuncia ni hay apología. He tratado de ser leal a la ética y estética de la novela. Yo soy un hombre de ideas definidas, pero en el momento que escribo soy fundamentalmente novelista. Si has reparado en el personaje César Arias, es un hombre de una coherencia tremenda, aunque termina expulsado. No por ser expulsado deja de ser revolucionario.

Entonces yo he querido rendir homenaje con este personaje secundario a aquellos que dentro de la izquierda, dentro de las luchas populares, mantienen un nivel y una coherencia de vida.
El dato
La trilogía. El escritor Miguel Gutiérrez Correa (Piura, 1940) afirma que Confesiones de Tamara Fiol forma parte de una trilogía que también tiene que ver mucho con la guerra interna que vivió el país. Las otras dos novelas inéditas son Se busca a Kymper y Cartas de Deyanira Urribari.