28/8/09

Fotos de la reunión cultural del día miércoles 26 de agosto en el Club Dep. Puno



Fotos de la reunión cultural del día miércoles 26 de agosto en el Club Dep. Puno con los escritores Niko Velita, Fernando Carrasco, Eva Velásquez, William Gonzales, y los invitados Marx Espinoza (Jauja-1980) y Augusto Rubio Acosta (Chimbote- 1973).
Evento Organizado por el Gremio de Escritores.



El poeta Niko Velita (Pasco-1972) iniciando la reunión con lectura de sus poemas



Parte del público asistente a la reunión



Fernando Carrasco en la lectura de sus cuentos



En la foto Marx espinoza, Fernando Carrasco y William Gonzales.



En lectura de su poesía Augusto Rubio (Chimbote, 1973)



En la mesa los escritores Augusto Rubio (Chimbote),
Marx Espinoza(Jauja),Fernando Carrasco, Eva Velásquez, William Gonzales P.


En la foto Marx Espinoza y Roger


En la foto los poetas Marx Espinoza (Jauja) y José Luis (Puno)


INGENIERÍA Y POESÍA, DOS PARALELAS QUE SE UNEN

Los patrones estructurales que rigen a la ingeniería en su conjunto son sensiblemente los mismos que sustentan también, a la literatura en su conjunto.

A golpe de vista pareciera que los números y las letras son irreconciliables; que la matemática y la literatura son agua y aceite; que lo científico está en divorcio constante y absoluto con lo artístico y lo estructural es negado a la belleza. Que lo cerebral es incompatible con lo sentimental. Que razón y belleza no pueden caminar juntos tomados de la mano.

Tengo la ligera sospecha que estas aseveraciones no son totalmente ciertas.

Recordemos que el universo está poblado de números y letras y se expresa a través ecuaciones y fórmulas, las que se escriben y se resuelven mediante letras y números.

El lenguaje de la ingeniería son los números, pero su expresión son las letras.

El lenguaje de la literatura son las letras, pero su basamento son los números.

Es decir, una obra de ingeniería es bella y la belleza de una obra literaria tiene su columna vertebral en la ingeniería.

Solo un reciente ejemplo para validar nuestras afirmaciones:

El Gas de Camisea.

En las profundidades geológicas del suelo peruano estuvo oculto este elemento, emitiendo señales constantes y permanentes de su existencia.

Los elementos literarios permanecen también ocultos en las profundidades de las células cerebrales, emitiendo señales constantes y permanentes de su existencia.

A partir de estas señales los ingenieros peruanos exploraron la zona de influencia y luego de verificar su capacidad, calidad y cantidad se viabilizaron sus posibilidades de explotación.

Con el arte, la literatura y la poesía sucede exactamente lo mismo. El portador de este virus, a partir de estas señales internas, explora sus potencialidades artísticas y sus vetas, sus posibilidades y también sus limitaciones.

Con toda la información acumulada, los ingenieros realizaron el Estudio de Factibilidad. Es decir, se diseñó en gabinete y en las computadoras el proyecto y los planos respectivos que justificaran su ejecución.

El portador humano valorando sus posibilidades artísticas se decide por la literatura y por uno o varios de sus espacios; ya sea poesía, narrativa, ensayo o cualquier otro tipo de expresión.

Luego de la factibilidad, viene para los ingenieros, artistas y escritores el proceso más duro, fuerte y extenuante: El de hacer realidad lo proyectado. Es decir, los sueños e ilusiones al campo de los hechos. O en criollo la verdad de las verdades.

La ejecución del proyecto del Gas de Camisea para convertirse en obra requirió como diría Alva Edison, de un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de trabajo. Exactamente lo mismo que sucede con la elaboración de una pieza artística, de un libro o de una obra en general.

Un sin número de trabajadores, maquinarias inmensas y equipos de última generación colocaron metro a metro las tuberías; abriendo trochas en la indómita selva, atravesando las tres cadenas montañosas de la cordillera de los Andes, reptaron por el inclemente desierto, marcando su huella sobre el arenal.

Una inmensa cicatriz de dos mil quinientos kilómetros en el medio y el costado del Perú.

Crear una obra de arte o escribir el soñado libro requiere de este esfuerzo, de un trabajo diario y silencioso, de enfrentarse cotidiano a las frustraciones, las dudas, cambios y recambios y de un entorno casi siempre, muy incierto.

La obra del Gas de Camisea es una bella expresión de ciencia e ingeniería y también, una bella expresión de arte y poesía.

Embelezarse ante el reptar sinuoso, ascendente y descendente de las inmensas tuberías herméticamente selladas, es impresionante y de una belleza majestuosa.

Embelezarse con el reptar sinuoso de unos versos intensos y de métrica precisa es impresionante y también, de una belleza majestuosa.

La poesía es por cierto, una bella expresión de ingeniería. La ingeniería es una estructura hecha poesía.

Las letras en poesía se expresan en métrica y ritmo, traducidas en tiempos y espacios que se simbolizan en números y estructuras y estos obviamente, son elementos de la ingeniería.

La poesía es forma y belleza integrada por detalles y precisiones, que no son sino, características de la ingeniería.

La poesía se expresa en letras y la ingeniería en números. Ambos son símbolos que se reemplazan y/o se complementan.

Hay poesías hechas en base a números, hay estructuras hechas en base a letras.

La poesía a pesar de sus formas y detalles es siempre una hermosa obra de ingeniería. La ingeniería a pesar de la tosquedad de de sus estructuras es una hermosa poesía.

Un poeta es un artesano de la palabra, un constructor de versos: casi siempre un frustrado ingeniero.

Un ingeniero es un artesano de los elementos, un constructor de edificaciones: casi siempre un frustrado poeta.

En el fondo de un poeta vive un ingeniero. En el fondo de un ingeniero vive un poeta.

Sucede que pocos se atreven a cruzar el puente que une a la ingeniería con la poesía, en especial los ingenieros.

Fransiles Gallardo,
Perú