17/9/18

Del Libro "Bandera de herejes" / Cuando era Bukowski / Johnny Barbieri


también me llamaban Bukowski
y me gustaban los pájaros migrantes que habían en la nevera

me gustaba el guiso rojo de pájaros que María Encarnación
cocinaba por las tardes aquella jovencita de cabellos negros

que cerraba suavemente sus ojos pardos como una muñeca
de trapo frente a mí cada vez que me miraba me decía

Bukowski ya no bebas más y yo subía a la cama
y sólo deseaba beber el licor dulzón de sus senos ungidos

Es martes y los pájaros vuelan antes de ser comidos
su batir de alas me han llevado detrás de María Encarnación

y le he dado los besos que nunca me ha pedido
es asqueroso amarla en presencia de las aves

le he quitado sus bragas blancas de jovencita pobre
me picoteaba como las aves de la nevera pero igual

alcé sus nalgas blancas redondas y la hice mía
abrazada a mí lloró por los pájaros violentados

que alzaban vuelo y se rompían en el acto mismo de la fuga
fue la infinitud la insondable infinitud que nos rodeaba

desde un principio atrás quedaba María Encarnación
oliendo a poseso quedaba el vértice violáceo

quedaba el ala que echaba vuelo a la nada
me decían Bukowski cuando iba por la acera de enfrente

comiendo una manzana andrajosa bellamente podrida
la manzana postrera del adiós agonizante siempre.

me decían Bukowski cuando meaba en la pista como un niño

y alcanzaba el otro extremo de la berma

y las viejas del vecindario me lanzaban palabrotas y piedras
me decían Bukowski cuando reía en los entierros

con mis dientes cariados viendo al muerto que se reía de mí
y nos reíamos juntos he corrido tras el bus dos cuadras

he saltado las barricadas de una casa para dormir
en el jardín rodeado de setos multicolores

he dormido abrazado a un árbol que acaba de crecerle barba
que acaba de eructar largamente es un árbol ebrio

que no puede sostenerse en pie sus frutos cuelgan
bajo un cielorraso que anuncia la garúa de mañana

me gritaban Bukowski cuando iba por el barrio latino con
la bragueta abierta haciendo gárgaras con la coca cola de ayer

deletreando un diario viejo lleno de arrugas
voy calle abajo mirando las tiendas y ese porsche negro

que pasa a gran velocidad con una mulata de ojos grandes
que me ve pasar a gran velocidad mientras las luces de neón

alumbran las calles y una puta vieja me jala en una esquina
para decirme que me vaya con ella y yo la miro mientras

le tomo la cintura que me recuerda a María Encarnación
sus ojos encendidos me recuerdan a María Encarnación

sus cabellos rugientes me recuerdan a María Encarnación
sus zapatos de tacones altos me recuerdan a María Encarnación

entonces voy con ella mientras me dice Bukowski mío
y en ese cuarto lleno de estampitas de santos

pienso en María Encarnación
el sexo es lindo pensando en ella

el orgasmo es lindo pensando en ella la felación es linda
si sólo pienso en ella aunque sea una vieja puta que me esté

succionando el alma salgo a tierra firme
compro una hamburguesa con queso la vendedora me dice

señor Bukowski son cuatro dólares
una hostia en la iglesia por cuatro dólares

no tengo ni un medio en los bolsillos pero trato de ser feliz
mientras camino en el Bronx cantando un country de

Jimmie Rodgers los policías me cierran el paso sólo
encuentran tristezas y una botella de whisky medio vacía

para mí medio llena llego a casa a una casa cualquiera
no hay perros no hay mujer ni hijos ni María Encarnación

estoy hecho un asco me quito los zapatos
desabotono mi camisa de enmohecidos cuadros azules

mi bluyín lo dejo en el piso
voy al retrete anegado aún de heces

echo pasta dental a mis dientes viejos
el espejo me refleja un rostro ya casi borrado por el acné

entro a la bañera
fumo un cigarrillo mirando la foto de Marilyn desnuda

por la ventana es invierno
y cae nieve

los años han pasado y poco a poco
la gente deja de llamarme Bukowski

tintinean las botellas vacías
la soledad de la cama cruje recordando sus placeres

por fin soy libre
pienso que por fin seré feliz.

La imagen puede contener: Johnny Barbieri, gafas y primer plano