13/10/10

EL DERECHO A DISENTIR (sobre el Nobel a Vargas)

por: Jorge Luis Roncal

Se ha otorgado el Nobel a Vargas Llosa y de pronto se paralizó el mundo. Un esperable aluvión mediático inundó todos los espacios, contagiando incluso a quienes desde el radicalismo verbal hasta hace poco denostaban al novelista -con las excepciones que confirman la regla- y ahora le buscan tres pies al gato para subirse al carro. No se preocupen, al fondo hay sitio. Obviamente la mediocridad impresa en papel o amparada en la net aplaudió a rabiar la distinción. Y ya se alistan, como no podía ser de otra manera, para hacer cola, abrirse paso a codazos y empujones, y tomarse la foto de su vida con el Escribidor. Incluso quienes han criticado duramente el chauvinismo y todo tipo de patrioterismo muestran ahora un súbito sentimiento de orgullo nacional, casi casi a lo Polo Campos. Bueno, hasta aquí, normal nomás. Pero de pronto resulta que quienes no comparten esta fiesta de la impostura son poco menos que traidores a la patria, terrucos, agentes de Castro o de Chávez. Por favor… Tranquilos, relájense, a qué viene ese ataque de intolerancia disfrazada de amor por las letras. Si les parece que la obra de Vargas es maciza, incuestionable, olvidando bodrios como Cuadernos de don Rigoberto, propuestas tendenciosas que falsifican los hechos como Historia de Mayta o La fiesta del chivo, o esa antología de ataques hepáticos que esEl pez en el agua –revisen lo que escribió allí sobre el maestro Cornejo Polar-, y finalmente asumen que quien suscribió el Informe Uchuraccay está por encima del bien y el mal, está bien, es su derecho. Pero no todos estamos obligados a bailar al son que nos toquen. Aquí, modestamente, pretendemos conservar la memoria y la capacidad de crítica sin hacer hígado. Y preferimos más bien persistir en la relectura democrática de la cultura, la sociedad y la política, aquella que ponga en su lugar a Pancho Izquierdo, Lucho Nieto, Julián Huanay, sólo por citar tres casos. Para ellos este intento de homenaje en verso.

Redoble de amor por la poesía y la belleza

Te mirarán como a un bicho raro, un duende, un aparecido

como a un desquiciado sin nombre y sin memoria

Pretenderán que le cantes al ruiseñor, a las libélulas, los lirios

a la inmaculada concepción

a la bondad de las inversiones extranjeras

al crecimiento sostenido de la economía

Te ofrecerán el oro y el moro

un cheque en blanco

el premio nóbel de la paz (de los cementerios)

la mujer más bella de la tierra

el varón más hermoso del planeta

la presidencia del congreso

Te guiñarán el ojo

te contarán el cuento

te pasarán la mano, te susurrarán al oído,

te aplaudirán afiebrados antes de escucharte

dirán que eres lo máximo, lo ya no ya, el despelote

Prometerán coronarte en la explanada de Palacio

otorgarte el laurel de oro de los vates

el premio mundial de poesía

la beca más sabrosa de por vida

llenarte de medallas y diplomas

y el honoris causa de Harvard

Desearán que desconozcas a Mariátegui y Vallejo

que te olvides de Oquendo, Arguedas y Churata

que te enemistes con Romualdo, Rose, Scorza, Nieto y Valcárcel

y consideres aventureros e ilusos a Heraud y al Che Guevara

piezas de museo al Grupo Intelectual Primero de Mayo

y al Grupo Narración

y huacos inservibles a Mazzi, Huanay, Izquierdo Ríos, Florián y Bacacorzo

Querrán expropiarte el ritmo y la cadencia

confiscarte la métrica, las imágenes, la magia y la sorpresa

hurtarte la alegría de río turbulento

arrebarte el desenfado, la frescura y rebeldía de tu pueblo

extirparte la insurgencia

arrancarte de cuajo el manantial de palabras que deslumbran

Te expulsarán de los parques, las plazas y las calles

y brotarás danzando en las montañas

Arruinarán tus poemas clandestinos

tus versos de amor en servilletas

y tú, obstinada, digna, irreverente

esculpirás tus graffitis en cerros y paredes

Te expulsarán del viento y volverás como tormenta

te arrojarán del cielo y crecerá tu incendio

te impondrán la última versión de la mordaza, el grillete, la capucha

y tu música se escuchará hasta en la luna

Querrán mutilarte los sueños

matar tus ilusiones

enterrar tu júbilo, tu risa, tu jarana

Violarán el cuarto del poeta

causarán destrozos, romperán la única mesa de escritura

sembrarán dinamita, propaganda, manuscritos

para encerrarte de por vida en Piedras Gordas

Te enseñarán sus fauces, sus colmillos, sus metracas

te harán una pasantía por las torturas más horrendas

te mostrarán el rincón donde mueren los presos olvidados

buscarán trabajarte al susto con las fosas de la guerra

Te reventarán el pecho a culatazos

te colgarán de las uñas

te aplicarán el submarino

y crecerá tu sonrisa de muchacha enamorada

Querrán romperte y corromperte

Querrán silenciarte y mancillarte

Querrán desaparecerte del mapa para siempre

Querrán quebrarte y no podrán quebrarte

Querrán comprarte y no podrán comprarte

¡Querrán callarte y no podrán callarte!

Jorge Luis Roncal


Vargas Llosa y Arguedas

por: Juan Cristóbal

En 1996 Vargas Llosa escribió un libro de ensayo literario titulado “La utopía arcaica”, donde trataba de deslindar posiciones finales con el indigenismo literario, cuya cabeza visible, notoria y motora, a pesar de muerto, era José María Arguedas, al lado de Ciro Alegría, el recordado novelista de “El mundo es ancho y ajeno”. Pero el ataque de VLL enfilaba más hacia Arguedas.
Durante la lectura del ensayo pareciera que el autor quiere terminar con la presencia del indigenismo y de su cabeza visible, aduciendo que, al ser una zona arcaica, incluso no real en las horas actuales, ya no existe. Llevándose de paso en su crítica al propio José María, ya que no tendría, en su obra literaria, una base cultural existente. De esta forma, desde las orillas del cosmopolitismo capitalista, VLL deslegitimiza un área importante de la cultura latinoamericana: la zona andina y su expresión literaria, el indigenismo.
La tesis central de VLL es que el indigenismo y Arguedas han sido inútiles, incluso han tenido una posición reaccionaria, ante el avance de la modernidad y del capitalismo, pues desean regresar –según VLL- al pasado incaico, prehispánico. Lo cual no es cierto. En ninguna de las obras de Arguedas se aprecia ello. La que Arguedas denuncia es siempre la explotación imperial, tanto como la feudal.
Argulle, VLL, igualmente, que el indigenismo es racista y anticapitalino, pues ataca al blanco, al mestizo y a Lima, de esta forma ese mundo arcaico sería la expresión más nítida de la oposición al progreso. Por eso es que VLL señala, iróniocamente, que Arguedas ha escrito, si bien con importantes méritos literarios “una realidad que no existe, confundiendo en ella las experiencias de su vida, los avatares de la sociedad en que vivió y los anhelos generosos que lo inspiraban, …cuando en verdad edificaba un sueño”.
En realidad, lo que VLL plantea en este libro, o por lo menos así se deja interpretar y entender, es que Arguedas no existe ya más y que el único autor importante y vigente es él, al comprender la complejidad de la historia y la realidad del país.
Pero a VLL habría que decirle algunas cosas. Arguedas no se refugia en un mundo arcaico, sino que trata de dialogar y de humanizar el mundo en que él vive y vivió, trata de incluir ese mundo y engarzarlo al mundo que nos formó la conquista española. O sea que Arguedas no trata de llevarnos al pasado, sino de enrumbarnos al futuro que sería, según su famosa frase, de “todas las sangres”. Cuestión que VLL no entiende o no quiere, perversamente, entender.
Otro respuesta final a VLL sería que él sí considera que el Perú está dividido en dos mundos en pugna y antagónicos entre sí: el mundo serrano y el mundo occidental o costeño. Donde el serrano constituye el atraso, la barbarie, la anticivilización. Mientras el costeño sería el progreso, la civilización, la modernidad. Cuestión que Arguedas no reconoce en sus novelas finales, sino que, como hemos dicho, trata de construirlas en un país único con todas esas contradicciones en su interior.
Finalmente.VLL plantea que la nación andina es pasadista, es reacia a los cambios. Y eso es falso. Al contrario, la cultura andina es una cultura viva y móvil, como dijera Mariátegui, pues siempre está en proceso de contextualización, pero cuidando sus bases y raíces frente a la ofensiva globalizadota del capitalismo salvaje. Y este proceso lo realiza a través de la asimilación, adaptación y recreación de nuevas formas culturales, como una continuidad histórica. Por eso VLL pudo suscribir, con toda facilidad y felicidad del gobierno de turno, el Informe de Uchuraccay, condenando a los comuneros a ser los autores de la matanza y exculpando a los militares costeños.

28 de April de 2003

Juan Cristóbal