2 libros
Por: Miguel Ildefonso
1. Kantos de ishpingo (Manoalzada Editores, 2007) de Gloria Dávila Espinoza (Huánuco, 1961) nos introduce en una poética exuberante como la selva, lenguaje de múltiples referencias e influencias, que no solo nos relata los rituales mágicos y cosmogónicos de su amazonía, sino las denuncias y los gozos que alberga este refugio espiritual de una poesía que nace de la tierra y de la danza: he ahí el por qué del necesario “kanto” que brota de la mirada penetrante de la poeta en aquel bosque de símbolos, como decía Baudelaire. Gloria Dávila nos entregó este su segundo libro, importante para conocernos como seres universales, o, lo que es lo mismo, para reencontrarnos con nuestra propia naturaleza:
Réplica de un Jacarandá en Kitzaga Rinchi Nueva (en Túnica)
célula de mi alma
alma de mi cóncava ciudad corpórea
que se eleva para caer de bruces a la tierra,
grito a la niebla
mientras la conciencia
marca su tiempo,
un soneto es polo desdoblado
ahuyentado por una garra filosa
no racional,
no teológica,
y del fondo del pozo
mi espíritu zigzaguea en visiones
de ser esfera circular;
y es limitados espacios,
estrechos pensamientos
recorrer de venas
y mi pseudos vivir
es veintiún gramos otra vez.
SOBRE
desde mi ventana
el valle es alabanza grito húmedo serenata
el cielo es fiesta
carnavales vibran en mis pies desnudos
llueve en mi vieja huerta llueve
sobre mi angustia llueve
en mi desparramada ausencia llueve
festejando mi retorno llueve
llueven
gotas de contento danzan
en mi esperanzado corazón