1/7/08

Orlando Ordóñes Santos

FALACIAS

Inesperadas madrugadas fueron
tildando con ahínco
en cada uno de los pasos tambaleantes
que se escurrían cuando la sorda noche.

Distantes aullidos remecían la torva
instancia cuando caído el trino prisionero
apenas podía pedir para sus arenales
otro poco del discurrir agrio del ausente.

Detonantes corolas silvestres adornaban
la palestra donde rasgando a la vida
descuartizaríamos sin arrepentimiento
la última limosna de piedad anochecida.

Extenuados las fuerzas de tanto atar
los sueltos caminos sin rumbo, vuelven
otra vez a desafinar la melodía arisca
e insensata con su abrazo de alud desbocado.

Extemporánea migaja resbalada
del alto péndulo donde el privilegio
con sus fanfarrias arrasan toda equidad
téngame al lado del hambre insurrecto.

Redención del hombre libre exculpa ya
al destino, a los que sueñan con abismos.
En tiempo de mordazas al pan, bendito pan
no mal uses las palabras, lo falaz pierde
desgraciadamente.

Orlando Ordoñes

(Muqui, Jauja - 1948)

Luis Yáñez


CASA MÍA

Mi casa,
así como las sombras,
se alzaba en el vacío;
y desde allí
mostraba indiferente a la ciudad
su rostro,
pero también el mío.

Las sombras y el vacío
dispusieron en ella
meticulosamente
a un lado,
la pobreza;
al otro lado,
el frío.

Y al frente,
justo al frente,
donde se guareció mi desvarío,
la tristeza,
el amor,
la soledad
y el huracán
del río.

Luis Yáñez
(Arequipa 1931)


Difusor de la narrativa peruana con su obra:
“Cuentos Peruanos”(2 volúmenes).
Casa mía es un poema inédito que pertenece a la
selección de Cantos de amor y de fuego a Arequipa.

Joan Viva



OTRA DE FAUNOS Y NINFAS


Sonriendo a los faunos
Danzan las amapolas
Disfrutando el manjar
De los solitarios grillos

Durmiendo en el regazo
De las blancas espumas
De a poco van despertando
Ninfas de los bosques
Dulces y acuosas beldades
Deseosas de satisfacer
Los más innumerables
Placeres de aquel encantado

Descansando aun los
Leñadores
Dormidos por los dulces
Cantos de las gracias
Despertaran en breve
Y saciaran su sed de hombre
Desvirgando mil veces
A las ninfas de los bosques.


Joan Viva

Lima-1971. Egresado de la U.N.M.S.M.
dirige el portal Web de la Casa del Poeta Peruano.
www.letrayartes.com/casadelpoeta

José Antonio Palacios



TARDE DE SOL


Melancolía, sueños sobrecargados
ilusiones, buen aire, penas
esperanzas, mi enfermedad
y una que otra lágrima.

Bostezos, cansancio.
el sol que escapa en las cortinas
el polvo que entra por las ventanas
los libros, los muebles
…un solitario y su soledad.

Una mosca lamiéndose la miel
de los restos de bebidas
cuadros que sienten a lo lejos
los ruidos de motores
…un cuerpo adolorido.

Ramos de rosas
versos efervescentes
versos cortos, versos largos,
versos muertos
…un poeta.

Un suspiro, el humo de un cigarro
una sombra que declina
el reloj que desespera y un canto
las palabras de un niño
…un poema.


José Antonio Palacios
Profesor y difusor cultural.
Integrante del Colectivo Cultural.
“Punto Seguido” S.J.L

Alejandro Medina Bustinza



DISTANCIA

Al amanecer
¡ay retama retamitay…!
sin tus ojos
el firmamento
esta afligido
nebuloso
friolento y lejano.

Está lluvioso
y ha prolongado
el temporal
en turbios enojos
sobre mis paraguas
deshojadas.

Al atardecer
¡ay retama retamitay…!
con tu ausencia
ha crecido inmenso
el callado de la noche.

Ha caído siete veces
la distancia
justo en el kilómetro
de tu partida
y el café amargo
ha desgarrado
las tertulias
de mis últimos versos
que fueron dedicados
sólo para ti.

Mañana al anochecer
¡ay retama retamitay…!
tú ya no estarás en la canción
y ya no habrá música para mí.

De “Ojos Tocuyo” (2004)

Américo Valdivia Solari



VOY TRAS DE TI


Voy tras de ti,
Poesía
Buscando mis raíces,
Mis ancestros en el tiempo
La tristeza de la arqueología.

Todos los lamentos
De este pueblo con historia,
Que ha vivido las tragedias,
Que ha luchado entre las sombras
Contra ti, poesía.

Porque la vida y la muerte
La tristeza y la alegría
El dolor y el placer,
Somos como tú, poesía.

Y mi pueblo es de lucha
A pesar del dolor
Que dormita en la sombra,
A pesar de ignominias,
De vulgares afrentas,
Eres tú, pueblo mío,
En la paz y en la guerra
Un amor encendido
Como tú poesía.

(Chosica-1951)

Salomón Valderrama Cruz



LA NOCHE GRADIA

A los cuarenta estoy con un palmo de nariz.
Me parece haber leído tanto y no haber consumado
el placer. Regenta de mi cuerpo, de esta piel bajo la
que fluye aceite.
Carmen Ollé

Al caminar siempre dejamos
El rastro negro de la inocencia perdida

En esta noche gradia sin sombras de día y de hora
De vuelo o de algo más escarlata

El galope de las hembras sobre el vidrio

Cuando se cae de la boca y tienes que chupar
Al estirar la lengua e inclinar los ojos
Y doblarte perfectamente
Para no permitir la elevación cruel de un dolor que ya no duela

Y miras a la luna como desnuda en su franja roga
Pues es la hora del eclipse

Cuando la luna fabrica su venganza
Cuando le arrancha al sol el día
Cuando copula impunemente al amante entre Sol y Tierra

Tres para hacer la orgía del brazo séptimo de la Vía Láctea
Y hacer girar con ella el poema en sexo

Génesis de la inocencia tardía en seso
El alimón cuadrado
Que en todo animal está naciendo al caminar
Siempre detrás de la inocencia
De la franja roga gradia y perdida.

Salomón Valderrama Cruz
(La Libertad- 1979)

Jack Flores


CUENTO:
SUICIDA

No tenía una razón para vivir, tampoco una para morir, y,
asustado, se pasó el resto de su vida tratando de encontrar una de estas.


EL MONO

Érase una mujer que conoció a un hombre muy guapo.
Le puso corbata y saco y lo llevó a pasear del brazo
(el hombre, ¡feliz!, se sentía mono).
Otro día, la mujer lo llevó a un salón de baile
y el hombre guapo, al escuchar la música, se puso
a bailar dando repetidos saltos (realmente bailaba como mono).
A la siguiente salida, la mujer lo llevo a comer
a un lujoso restaurante; le puso bebidas y platillos
deliciosos, postres y frutas de distintas regiones;
pero, ¡oh!, desilusión; el hombre guapo solo comía plátanos
(tenía, indudablemente, gustos de mono).
Sucedió, entonces, que al hombre guapo le
empezaron a salir pelos; pelos en las manos, en
el rostro, en el pecho, por todo el cuerpo pelos. Y
como el hombre ya no era muy guapo
–se dice incluso que le empezó a crecer una peluda cola
-, la mujer compró una jaula y lo encerró…y se
entretenía dándole de comer plátanos.
Desde entonces, ya nunca más se volvió a ver pasear por
las calles a la mujer y al hombre guapo.

De: La Casa de Arguedas
Lima 2008

Niko Velita


A PÓLVORA DE DINAMITA
(fragmento)
Nací el 72
en un asentamiento minero
donde el humo de pólvora
se filtraba hasta la tos convulsiva
Que la dinamita volaba y volaba
rocas milenarias hacia el polvo hiriente
con esquirlas huyendo hacia los puntos cardinales
Por eso el 82
cuando volaron la comisaría
en la avenida Argentina
hui cuando la policía
hablaba de absorción atómica
Tenía más de cinco años
Impregnado con humo carcelero

Nací el 72
cuando los mineros con dinamita en manos
a zancadas marchaban contra palacio
y en orden alfabético
Que un gobierno militar
socialista cristiano diciendo
se guardaba la hostia de los mineros
Por eso el 92
cuando acribillaron a seis militares
en pampa Grande emboscados
hui cuando la policía
hablaba de absorción atómica
Tenía casi cinco años
contra palacio en hombros de mi padre
Serán mineros
serán mineros
decían

Patty Camacho

ROTAS LAS COPAS

Caminos sin fin
recorren las canefas de mi piel

tocarlas
el mayor
de mis pecados
la desconfianza de ver
mis propios surcos
las orillas
de mi vientre
el sin fin

de mi misma
intente reinventarme
volver a morir
mil veces
sacar
de sus orbitas mis delineados ojos
quieren ver más
saber porque existen
solo fue coincidir
dormir
mil noches
estrangular
mis sueños
hacer que los hambrientos
gallinazos los devoren
último deseo
verte
primera necesidad
escupir en el espejo
la farsante
mentira

(2008)

Patty Camacho

José Pancorvo


EL DÍA

with others has thou no Hill to make company
Ezra Pound



Los poetas soñados que encontraste en los bosques
No veían las ramas ni sentían las voces
Los poetas soñados que subían al monte
No sentían los mantos ni las zarzas al roce
Los poetas soñados que veían Su doble
Llevaban en Sus ojos el día del endiose

No hay alguna alabanza con la que se alborocen
Con las nítidas cuerdas no toques ni pernoctes
A no ser que tú quieras perderte entre sus dones
Como la luz en águila por dentro te transformes
Avanza como nube de caza por los cofres
Avanza que te esperan los soñados mayores

Entra ahora a su niebla para que te abandones
Como a un río relámpago donde pierdes los nombres
Los soñados poetas que aspiraste en los bosques
No veían las ramas ni sentían las voces
Los poetas soñados que veían Tu doble
Llevaban en Tus ojos el día del endiose.

De: “Profeta el Cielo”

José Pancorvo
(Lima, 1952)
Breve Antología Poética-Enero 2006

Manuel Odar Bejarano

INCERTIDUMBRE

Cuando el arado del tiempo haya pasado,
dejando en mi rostro sus huellas,
¿habrá alguien quien las borre
o que al menos la conduela?

Cuando mis manos temblorosas
no permitan sostenerme,
¿Contaré con un brazo amigo
que ayude a levantarme?

Cuando mis pies ya cansados
se resistan a dar paso,
y mis ojos agotados me nieguen la dicha de verte,
¿Te tendré cerca de mi lado, amada mía,
para poder acariciarte?

Finalmente, cuando me llegue la hora de partir,
cuando de mí nadie se acuerde,
¿Siquiera una lagrima tuya se derramará por mí?

(1965)

MANUEL DE LA CRUZ ODAR BEJARANO

Ulises Valencia

ABAJO, DONDE EL SOL SE DOBLA

Donde las águilas apenas
dan uno con otro el aletazo muerto
donde la piel no es más
que máscara ridícula en destiempo
y nos cuesta mucho el toser
yo me voy a sudar con este frío
apegado a mis pies encallecidos
a mi mirar que me convierte en un espectro
y aunque es ridículo
lo quiero feliz como el primer día.
Pero, salpicado de espumas vacilantes
me detengo para mirar el triste cuadro
mas, poco a poco
de la niebla de esa nada fría
se ven materializar rostros amigos
y son hermanos, que antaño se han perdido
a pesar que estaban y qué cerca
miro el prieto de su piel, su hablar entrecortado
y me retrato en ellos, pues soy yo mismo
miro y el rincón del hogar me acoge
como ayer, como hoy y como siempre
ya no sé reír o llorar con esta suerte
pero corro sin más dudas, mis hermanos
aquí con ustedes, capeando el infortunio
ya me quedo para no irme nunca más.

De:Tiempo (1995)

Ulises Valencia.

Juan Benavente

BODEGÓN


Alguien vio y de inmediato pasó la voz, primero a los dirigentes, luego a más vecinos, entonces apresurados todos se juntaron y a la orden del principal dirigente irrumpieron la noche oscura y silenciosa. A lo lejos, cerca al basural se percibía tenue iluminación la de un foco que a duras penas sólo alumbraba parte del poste y un reducido espacio a su alrededor; sin embargo cuando lo inauguraron, ocasionó una fiesta de amanecida con cerveza, ron y cajón.

Agrupados y ocultos detrás de las seis columnas de ladrillo, eran quince que se consideraban fornidos guerreros, aunque a decir verdad sólo tres de ellos tenían tales características. Con impaciencia observaban la presa, cuando se escuchó una voz no tan alta, pero llena de ira, resbaló violentamente hasta los oídos de algunos de ellos.
- ¡Ahora le sacamos la mierda! ¿No, Jesús?
- Un momento, sólo hay que cogerlo y llevarlo a la comisaría, porque así hemos acordado con el sargento; además es uno solo, no veo a nadie más. Hasta que precisó el momento y gritó.
- ¡Ahora! -. Inmediatamente, al culminar con la última sílaba se abalanzaron como feroces lobos ante su presa. Tomado por sorpresa y jaloneado, desesperado no tuvo tiempo de ubicar sus movimientos. Los gritos y los quejidos se estrechaban, destejiendo desordenadamente la oscuridad de la noche. Ante tal alboroto, algunos, cuyas casas estaban cerca, alumbraban con su lamparín el episodio, aún sin entender, sólo se limitaban a mirar, la silueta de la masa humana que iba y venía de un lado a otro. Para los que participan directamente se constituyó en una hazaña más. Después de buen tiempo lograban capturar en base al cartel a la vista: “PROHIBIDO BOTAR BASURA, SO PENA DE CÁRCEL”. El bullicio crecía en la medida que se acercaban a la comisaría. Ya no eran quince, sino más de cincuenta que acompañaban a los tres que fuertemente sujetaban al asustado individuo y seguían a Jesús.
- ¡Alto! ¡Quién anda!
- ¡Soy Jesús Arzapalo, mi jefe!
- ¡Qué deseas!
- Quiero hablar con el Comisario. ¡Aquí le traigo a un indeseable!

El guardia se le acercó sigilosamente y al constatar pidió que sólo ingresaran Jesús y los tres con el sujeto.

- ¡Esperen aquí un momento! – ordenó, señalando el filo de la única acera que había en el lugar.

El Comisario se presentó y mirándolos fijamente por un momento refirió:

- ¿Qué te trae por aquí Cholo?
- Mire mi comisario, usted sabe que nosotros habíamos puesto un cartel que nos envió la Municipalidad para que no ensucien nuestras calles.
- Así es.
- Pues, aquí tenemos a este tipo…
- Ya entiendo… ya era hora hombre; ustedes no sabían quién era el que acumulaba basura frente a sus puertas y este infeliz, era el que les hacía el “avión”, ja, ja, ja…

El comisario soltó una risa por demás burlona, mientras que el individuo con la cabeza gacha observaba haciendo esfuerzo con sus pequeños ojos que a las justas podían captar las imágenes.

- ¡Cómo te llamas!
- Dioni…sio
- ¡Dionisio, qué!
- Dionisio Guarhuachi… señor…
- ¡Ja, ja, ja, ustedes me han traído un cómico o qué carajo! ¡ja, ja, ja! -. Vociferaba el comisario, secundado por los cuatro guardias que encontrábanse acosando a Dionisio cada vez que podían.
- Así es que tú eres el cochino que ensucia el pueblo. ¡No te da vergüenza!
- Así es mi Comisario -. Interrumpe uno de los acusadores – ¡nosotros los sorprendimos y aquí está el bulto de este fulano! – Tiró el costalillo a los pies del viejo adolorido que no cesaba de mirarlo -. Todas las noches bota basura en nuestras calles, ahora no ha podido escapar.
- ¡Mentira! – Indignado, con trémula voz rompió su silencio, el viejo Dionisio.
- ¡No grite aquí carajo! - Le dio un empujón que hizo tambalear sus setenta años, dejándolo de rodillas. - ¡Por qué mentira! ¿Y eso qué es?
Dionisio, aprovechó la posición en que había quedado para tomar el bulto y uno a uno sacaba lo que tenía dentro. Un silencioso llanto interior acompañó su hablar y su lento movimiento.

- Yo no hice daño a nadie con llevarme esto para mis nietecitos que no tienen padres. No estoy ensuciando el pueblo… señor.

Al costado del costalillo sucio, colocó un pollo muerto, un trozo de hueso, seguramente de res, un manojo de hierbas y un zapatito viejo.


Juan Benavente / Lima, 1983.

Fernando Carrasco Núñez

LA CAÍDA

Un mismo sueño lo había perseguido durante toda su vida. En realidad eran distintos sueños, pero compartían el mismo final absurdo: siempre terminaba subiendo, desquiciadamente, las escaleras de un viejo edificio hasta ganar la enorme azotea. Llegaba hasta el borde y desde allí contemplaba la ciudad. Sentía el viento acariciando su rostro. Luego fijaba sus ojos hacia abajo y veía, empequeñecidos, a los automóviles y transeúntes que se desplazaban incesantes. El vértigo que le propiciaba imaginarse cayendo lentamente como una hoja de papel lo envolvía de una extraña e infinita embriaguez.En su niñez se soñaba jugando en el patio de un edificio. En su adolescencia se soñaba leyendo en el balcón de un vetusto hotel. Otras veces, en su juventud, se soñaba retozando con una mujer en un alicaído hostal. Y en lo mejor de los sueños, súbitamente, emprendía la enloquecida carrera hacia la azotea. Ahora se encontraba soñando nuevamente. Había llegado una vez más a la azotea de siempre. Ya estaba en el borde otra vez. Volvió a contemplar la ciudad completa. Volvió a sentir el viento nocturno acariciando su rostro. Fue testigo otra vez del movimiento incesante de los automóviles y los transeúntes. Y volvió a sentir el goce extremo propiciado por el vértigo de sentirse caer irremediablemente. Fue entonces que se entregó al vacío. En una fracción de segundo gozó de un sueño feliz dentro de su propio sueño.
Sintió una intensa sensación desconocida por siempre. Luego vino el impacto previsible. Y las luces de la ciudad soñada se apagaron para siempre. Despertó.La noche siguiente el hombre intentó soñar de manera infructuosa. Deseaba sentir la misma sensación experimentada en el sueño. Anhelaba repetir esa caída una y otra vez. Nunca más volvió a soñar. Pero volvió a sentir la embriaguez conocida en el sueño el día de su muerte. Fue una noche fría. El hombre se dejó caer desde un edifico de su ciudad que, aquella vez, no era soñada por nadie.
Fernando Carrasco Núñez, Los sueños y la muerte.

Eva Velásquez

DUENDECILLOS

Cuando cruzaba el Pasamayo
duendes
invadieron
el bus
abrieron la botella de champagne
que traía el más gordito
el de color naranja
entusiasmados cantaban sinfonías hechizadas
un piano gris recorría el bus
jugaban con sus teclas argentadas
preguntaban a cada pasajero
su nombre y apellido
creaban rimas con ellos
y se burlaban de los nombres extraños
el bus volaba sobre el mar perfecto
de las seis de la mañana
tranquilo
divino
brillante
Pacíficolo
s duendes saltaban al mar
y jugaban en sus olas
con sus manos muy rojitas
hacían hoyos en el agua
y extraían pececitos
con sirenas enamoradas
de sus locuras verdirrojas de cada mes de marzo
cuando tienen permiso de sus padres
para ir a la tierra a fastidiar a los humanos
luego se sentaron sobre el bus
y bailaron cascanueces con las sirenas
los pececitos aplaudían embelesados
por la ternura del momento
después nos miraron por las ventanas
y empezaron a reírse de nuestras caras embobadas
con aires de miedo
el más travieso el gordito de color naranjanos
hacía muecas y mostraba el rabito
con colita de conejo
luego saludaba con su sombrero de paja
a cada uno de los pasajeros y nos daba caramelos
en forma
de luna y cielo
ola y tierra
era el momento más divino que hasta ahora había vivido
siete de la mañana el bus volvió a la ruta
los duendecillos se despidieron y nos dejaron sus e-mails
los muy bandidos tenían la clave secreta
de cada uno de nuestros correos
miré por la ventana el gordito de color naranja
se despidió con un beso y me invitó a su cumpleaños
en el mes de marzo
del año 10006
te estaré esperando me dijo
aquí en el Pasamayo a las seis de la mañana
trae tus poemas
yo te daré mis caramelos
y la magia de los duendes.
Eva Velásquez, Duendes en el bus.

William Gonzales Pérez




SE DESLUMBRA UN CIELO ENSANGRENTADO


Una lágrima, la contestación del corazón
como el centro del cielo ensangrentado
por los años sin alimentos
con las condecoraciones frustradas
en la última sangrienta batalla

Las mentiras condenadas con sangre
libertad devorada con el puñal
el aire cortado con la rama de la flor marchita
en la respiración a medio caminar
y la historia pisoteado por el ir y venir
del papel que por primera vez pasó la puerta
las vitaminas fueron escondidas bajo el río
la sed que velozmente cubre mi cuerpo

Mi pecho se va achicando temblorosamente
ya no caminante
párpados buscando la luz,
el morir del verso y su canción
veloz fuego que sube por las manos
gastados bajo el sol,
cómo describir la noche sin nombrarme
cómo repudiar sus labios fantasmales
ahora lejos de la orilla con infinito silencio
con el feroz clamor de la muerte
sin un perfume soñador o delicado
descansar queda de la estrella perdida
sin destino cerrando tus ojos
sin tocar tus años majestuosos
sin abrazos, ni cuentos ausentes.




GOLPEANDO LA ORILLA DE NUESTROS CUERPOS


La vida envuelta desordenada llena de cosas
despertamos con lágrimas que nunca soñamos,
el viento contesta nuestra enfurecida voz
y tiembla la tierra como contestando de manera
que desvela la siesta

Las paredes de una manera a este tiempo
escriben esa palabra extraviada
arrojada al aire
y se vuelve una amante
sin ley ni recuerdos.

Fantasmalmente la desolación se hace historia
en la almohada entre las sábanas
se preparan los desnudos acontecimientos
también de boca en boca
más de los treinta el camino se vuelve angosto
un espejo donde solamente se refleja la muerte
que se asoma con sus manos presurosa,
la vacía entrada diariamente recibe
a los inesperados ojos que vigilan
nuestro actuar
golpeando la orilla de nuestros cuerpos
para que nos movamos
y no quedarnos mutilados jamás.




PERDIDA LA NOCHE UNA VEZ MÁS


Ahora que he visitado el sufrimiento
soy testigo que a veces la vida cansa,
e intranquilamente observamos el horizonte
con su mar, con nuestra propia autodestrucción
comportándonos casi infantil,
buscando algún motivo
jugamos como un fuego desconocido
llena de ocultas consecuencias
hay puentes que se prestan para borrar la verdad
la verdadera angustia.

Y seguimos mirando en los parques un beso,
adornos que no duran para siempre
vivencias infortuitas que uno a de pasar
avisado o como una sorpresiva cachetada al corazón

Salir de esta prisión, de la tristeza que crece mis manos
del amargo silencio de los días en que se
agudiza estos pensamientos confusos y de furor

Perdida la noche una vez más,
observar como catastróficamente tu rostro
se hunde en la tumba de mis pensamientos
es tratar de crear un día de colores
e indiscutible presión de encontrar otra
sangre que corra por mis venas.




SUFRIMIENTO EN LOS PIES, EN EL CORAZÓN
ENSANGRENTADO DE ODIO




Mutilados quedaron los días por tanto desorden,
desorden en la casa en la que habitamos,
habitamos entre cuatro paredes entre complejos y quejas,
quejas hecha furia donde se elevan las locuras,
locuras en la calle, en la ciudad en un mundo confuso,
confuso hoy me siento y las quejas se las lleva el viento,
viento con dirección al sur oeste de tus miradas ajenas
ajenas y rutinarias a veces difícil de entender,
entender sin dirección la historia perdida hablará,
hablará como en aquel pasado que se hizo humo gris,
gris están los parques, las escuelas, la tierra que consumimos,
consumimos lo que nos dan o conseguimos
conseguimos hablar, encender y hasta dialogar
dialogar de lo perdido muchas luces pasarán
pasarán los testimonios de alegría, y sufrimiento,
sufrimiento en los pies en el corazón ensangrentado de odio,
odio innecesario para luego pedir perdón
perdón en las iglesias de donde regresas tranquilo
tranquilo el cuerpo, casi purificado y con mucho de verdad
verdad que conozco poco de la vida abandonada en las esquinas,
esquinas llenas de sombra y mojado el pavimento
pavimento abandonado, silenciosa hasta la llegada de una flor
flor que no deseamos que se marchite y este solitaria
solitaria te encontraré en el infierno de la noche
noche de depresión, de pensamientos encontrados
encontrados sobre el césped casi oculto
y todo, todo se ha consumado.





UN MIL LABIOS HUMILLACIONES


Perdiste el tiempo de tus sueños
tus palabras todavía siguen deambulando su origen
toda decapitada, sin destino
convertida en una enfermedad echada al mar
sin alcanzar la luz, se desborda el lenguaje
sugiriendo un frescor bajo el sol
un misterioso resplandor
hace fluir las letras
con voluntad todo se puede
es el escenario de un pensamiento sublime
una raíz descubierta a la hora del té
un viaje original con peripecias
esparciendo el perfume de un amor
a veces encarcelado y clandestino.

Hoy me escondo de esas censuradas e injustas
un mil labios humillaciones
sólo se desea esa compañía
ese aire de corazón a todo vapor

hacia el horizonte me dirijo en este día inmortal
donde esa presencia tuya
crea una vida útil
sin molestar
estampando poesía por todos lados
con una carcajada cargada con estas manos
que son tuyas,
que son mías.





MUCHOS SUEÑOS SON SEPULTADOS POR LOS
RECUERDOS DEL HOMBRE


La frontera
la corriente que no se puede cruzar desnudo
donde muchos sueños son sepultados
el fuego de la multitud de un y venir
donde se estalla la vida,
donde se inicia los sueños
la transformación del hombre
que ingresa en soledad
cruzando el río desnudo
las palabras no son nada
los recuerdos quedan detrás
el viento, las lluvias, el hombre, un olvido
destino incierto si a de llegar a la meta,
las horas se vuelven días
y esos días son un tormento
la noche más negra que nunca
sin sombra que acompaña
ni palabras o música conocidas
sólo la penumbra
donde alguna estrella cae vertiginosamente,
variadas formas de pasar la valla
documentado fichado
o bajo la tempestad del desierto
que te exprime
te devora
y te arroja.



LA VIGENCIA DEL TRABAJO
Y EL AMOR DESCONOCIDO


Una mañana bajo el sol naciente
trabajando, enfrentándose a las horas de trabajo
envejeciendo, gastando el cuerpo humano
no tenemos el poder,
alimento indispensable que compartir
observar cómo se va quebrando las manos
sin encontrar tu mirada

La esperanza es lo que queda
conformidad para algunos
transeúnte nocturno del día en que te vi
melodías que transcurren por las venas
a más de mil por hora sin detener el tiempo
existimos hoy para contar las monedas
y dividirlas a más no poder
acaso estamos condenados
a existir con malos recuerdos
amiga mía no alargues el quebranto
acaso no sientes el esfuerzo
de este trabajo que me oprime
a veces injusta
dificultosa
temeraria
y siguiendo con el sacramental comienzo
sólo queda lanzar más versos al aire

Si me enseñas a vivir
te llevaría no desconocida
en mis compras, sueños
en mi acostumbrado y cariñoso momento.

LETRA SUELTA CULTURAL

El amor por la poesía crece en forma paulatina y se ve reflejado en la publicación constante (a pesar de la situación actual del pais) de libros, revistas entre otros trabajos de creación.La creatividad y el entusiasmo permiten la aparición de "Letra Suelta", revista que busca el continuo contacto con lo último en poesía y narrativa; además de notas acerca de escritores reconocidos através del tiempoNuestro objetivo está orientado a difundir cultura y alentar la produccíon literaria.