27/2/09

LA MALETA EN EL DESVÁN de: Carlos Ernesto García

CAÑONES OCIOSOS

Vagamos por el Mediterráneo
mientras el cielo
se incendia en el horizonte
dando paso a la oscuridad
que suave y callada
se impone en el firmamento.
Desde las orillas
los pueblos costeros
amables saludan
con sus millares de luciérnagas.
En las profundidades de este mar
pedazos de galeones descansan
con hermosos mascarones de proa.
Un inmenso y desolado cementerio
de soberbios destructores
de cañones ociosos.
Submarinos que guardan inmóvil
ya sólo el uniforme y los restos
del aguerrido soldado
en su puesto de combate.
El oleaje arrastra quizá
astillas de embarcaciones aqueas
que sucumbieron a la tormenta
o a la batalla.



ANACAPRI


Apoyo ligeramente mi cuerpo
en una esfinge de granito.
Una joya más
colocada en los jardines
de la excéntrica Villa de San Michele
desde donde se contempla a lo lejos
-entre la bruma de la mañana-
el Golfo de Nápoles.
Murmuran los lugareños
que en Anacapri Alex Munthe
fue un refinado anfitrión
del viejo Nietzsche
de Gorki y de Lenin.
Tres caballeros
como Emiliano Zapata
como Pancho Villa
de mirada felina
de atusado bigote.


PROHIBIDO AMOR

El neón golpea un cuerpo desnudo
que armonioso gira
alrededor de una barra.
Lascivas las miradas
la persiguen
queriéndola alcanzar
y devorarla.
Corren el ron y la cerveza.
Suenan Luis Miguel y Ricky Martin.
El liguero de la bailarina
se inunda en dólares.
Ella sonríe y piensa:
en la leche de sus hijos
en el alquiler que no ha pagado
en que ya es muy tarde
en que tiene sueño.


VENTA AMBULANTE


Es como si de pronto
alguien quisiera
que nos muriéramos diunsolo
sin quejarnos
sin levantar polvareda
sin alzar la voz.
Morirnos así
como se mueren de hambre cada día
miles de niños en el mundo.
Que se sepa
pero que no molestemos.
Que a lo sumo
seamos un dato estadístico
en los almanaques de la historia
Confieso que ganas no me faltan
que lo he pensado un montón de veces
mientras miro la foto de la casa donde viví
antes de venir a parar a este sucio mercado
donde me tuve que ir acostumbrando
al terror nocturno
que aquí no es una cuestión sólo psicológica.
¡Les aviso!
no me voy a morir callado.
Voy a levantar polvareda.
Alzaré mi voz para que suene fuerte.
Voy a gritar hasta que retumben las paredes
y a contarles que a mi casa
le cayó una bomba de quinientas libras
cuando yo era joven y tenía fuerzas
para abrazar a mis difuntos hijos
de quienes apenas sí recuerdo sus rostros
y a los que cada día ofrendo mi dolor.


EL HERMANO LEJANO

Lo encontré en Nueva Orleáns
sirviendo en un restaurante
de comida mexicana.
Al principio dudé
pero no
si era chaparrito
moreno y de bigote lampiño
labios gruesos
pelo de un negro azabache
y ojos rasgadamente indígenas.
Pero él
también me reconoció de inmediato
como a uno de los suyos
pues no somos tan distintos.
Pero yo diría que más bien
me descubrió in fraganti
por esa manera de tomar que tengo
cuando viajo fuera de casa
y los recuerdos de la infancia
golpean las puertas del alma.
Nos citamos en el bar Napoleón
que quedaba a la vuelta.
Un famoso bebedero de la ciudad
que después me encontré en una película
de Kevin Costner.
Antes de estos cuatro empleos que tengo
yo era ordenanza –me dijo-
en un centro de gobierno.
Ahí todos hablaban de algún familiar
en los Estados Unidos.
Ahora algunas noches
cuando me meto en la cama
abrazo a mi mujer y lloramos amargamente
hasta quedarnos dormidos como dos niños
soñando a veces con nuestros hijos
que se quedaron a la espera
de viajar a esta tierra prometida
donde vive y muere el hermano lejano.


LOS BARCOS

Arrecia la tormenta.
Los barcos chocan entre sí y se hunden.
Ya no tengo más hojas en el cuaderno.
Retiro los pies de la cuneta.
Me levanto empapado por el agua.
Se acabó la guerra.


Carlos Ernesto García es un salvadoreño, miembro de la RIET, escritor, poeta y corresponsal de prensa en España. Autor del libro de poesía Hasta la cólera se pudre y A quemarropa el amor, del libro de viaje en tono novelado El Sueño del Dragón, del reportaje Bajo la Sombra de Sandino, así como del poemario La maleta en el desván (inédito). Su poesía ha sido traducida al inglés, chino, portugués e italiano.

PRÓLOGO

Meditación tras la lectura de La maleta en el desván En otros poemarios Carlos Ernesto García se había dedicado a explorar la intimidad: Escaleras interiores que subían y bajaban y que desvelaban en cada escalón fragmentos de la interioridad herida, perdida y encontrada.
En La maleta en el desván la intimidad más intransferible y personal vuelve a estar presente, pero ahora se halla mezclada, invadida y habitada por la colectividad: Como si el libro entero fuese un fractal por el que se colaran los treinta últimos años de historia Latinoamericana. Casi puede decirse que cada poema tiene un narrador diferente habitando un tiempo y un espacio diferentes, pero proyectándose todos en un mismo ámbito de espanto y desolación. El temblor de la escritura se funde y se confunde aquí con el temblor de una voz tan plural como única: Diferentes tonos y diferentes planos del tiempo y el espacio conforman aquí una narración coral de víctimas, de asesinos, (y de crímenes que hubiesen sido perfectos si estuvieran muertos todos los testigos).

Jesús Ferrero

Bravo y su retorno a la sagrada tierra



El pintor cusqueño Juan Bravo Vizcarra.



DETALLE



Juan Bravo Vizcarra (Cusco, 1926). Pintor y escultor, radicó en el Cusco y en varias ciudades del Perú y Europa. A los 83 años regresa al Cusco hastiado, como dice: “del mundanal ruido”.

El mítico pintor Juan Bravo Vizcarra decidió volver al Cusco para descansar junto a sus ancestros y amigos: Luis Nieto, Hilario Mendivil, Andrés Alencastre, Gustavo Pérez Ocampo.
Antes de emprender el viaje de regreso y pensando que en cualquier momento puede alcanzar el otro silencio eterno, decidió escribir el poema Testamento. Se trata del recuento de una vida dedicada a la pintura, la poesía y deseo de derrotar al tiempo. Pero, del conjunto de poemas inéditos hay uno que merece ser conocido porque es un deseo legítimo y humano, se enmarca en el deseo de volver a la madre tierra para pasar los últimos días antes de realizar el viaje definitivo.
El poema titula
Promesa:
“Volveré a mi Qosqo / a la fragancia tierna de la tierra
/ que aromó mi terco afán de florecer / a sus ancianos muros
/ donde resbaló la caricia de mi sombra / a su azul preñado de urpis
/ que aureoló mi mente.
Volveré a la calidez de mi cuna / al suave algodón de sus nubes
/ donde recliné mis sueños/a sus encrespados balcones
/ que cobijaron mis besos primeros / a su tersa esmeralda de sus campos
/ donde pastoreó mi emparejado corazón.
Volveré a su arcilla viviente / al dulce rumor de sus manantiales
/ que danzaron gemelos con mis diástoles / a sus abuelas piedras
/ que cimentaron mi vivir/ a los sonoros ríos
/ que arrullaron mi lejana infancia.
Volveré a mi sagrada tierra /a la fulgente dentadura de sus montañas
/ que mordisquearon en la lejanía a mis pupilas / a su cantarina lluvia
/ que refrescó mis calenturas de amar /a sus torcidas callejuelas
/ donde mi amor jugó al paka paka. Volveré a su reinado de sol
/ a su médula lítica/ que rebalsó de mitos y de historia
/ mi soñadora frente / a la danza menuda de su granizo
/ que tamborilleó de latidos mi sangre / al negro poncho de sus noches
/ bordadas de luceros/ que custodiaron mis ensueño
/al sonatén de su María Angola/ que armó de rebeliones mi juventud
/ a la sacra comarca de su luz/ que iluminó el color de mis duendes. Volveré / volveré”.
El pintor, fotógrafo, caricaturista y dibujante Juan Bravo Vizcarra, es un privilegiado testigo del desarrollo cultural del Perú durante el siglo XXI. Recibió y acompañó al poeta Pablo Neruda cuando hizo una memorable visita al Cusco para escribir su libro de poemas titulado: Alturas de Machu Picchu.
LA PRIMERA