23/7/08

Francisco León

Bambamarca


Un fantasma de mercurio
se ha posado
sobre tus ojos
de vastedades y horizontes infinitos.

¿Dónde te abandonó la suerte?
¿En que empinada calle?
¿En que olvido?

La resignación te golpea
¿piensas? o simplemente…
no lo sienten tus pulmones
enfermos

¡Cristo de Bambamarca
vomita tu furia
sobre las mineras!

Pero cómo
Si eres victima también
Si eres piedra
Si tus marías lloran
agua de relaves
y un anhelo silente
se ahoga en tu garganta.

Entonces
Sólo bajas tus ojos
otrora de vastedades e infinitos
ante lo posible.

Manuel E. Valladares

Amigos

ES INCREIBLE QUE UN EXTRANJERO
HAYA HECHO UN POEMA DE ESTA
NATURALEZA,VALE LA PENA LEERLO Y PENSARLO...
! UN POEMA PERUANÍSIMO.


Cuando yo deje este mundo, como todo ser humano, me
iré con dolor profundo por no haber sido peruano.
Pero me iré sin rencor ni despecho alguno,
Porque yo tuve el honor de conocer a más de uno.

Pido que en mi funeral, me prendan más de una vela, me
canten 'El Cóndor Pasa' y la 'Flor de la Canela'.
Cuando me estén enterrando, quiero que sea algo bello,
que lloren 'Los Morochucos' y me canten 'El Plebeyo'.

Le pediré a mi familia, que a pesar de mis costumbres, me
saquen de New York y que me entierren en Tumbes.
Les pediré un gran favor :
Si les gusta lo que he dicho, que me hagan el novenario
en Machu Picchu.

Que me entierren una noche mientras la Luna ilumina,
y que mi ataúd vaya cargado, por mi amigo Mauro Mina.
Cuando Maurito se canse, que me carguen unas llamas y
que atrás vayan cantando 'Los Chamas'.
Que vayan todos los días a poner un ramito de flores pero
sin lágrimas ni tristezas.

Que escriban sobre mi cripta, que mi hermoso sueño
además de ser peruano, era haber sido Arequipeño.
Cuando descanse en la fosa y mi alma agarre vuelo, yo
quiero que en vez de un ángel, un Cóndor me suba al cielo.
Pero si voy para abajo, escuchen bien lo que hablo, muy
tranquilo y sin relajo, así yo le diré al diablo:
Prepara tu voz cornudo, prepárala porque tú, cantarás
fuerte y agudo conmigo, ¡Viva el Perú!
Y si no lo cantas bien, te disculpas, te me hincas,
respetarás Oh malvado,al Imperio de los Incas.
Ahora vas a beber, Pisco y Chicha en una barra y vas a
cantar conmigo, 'Cuando llora mi guitarra'.
No importa donde vaya, sea arriba o sea abajo, gritaré todos los días :
¡VIVA EL PERU CARAJO!

De: Manuel E. Valladares (Salvadoreño)

21/7/08

Antonio Silva García

Temo tomar té
(Fragmento)


Temo no acudir veloz
en ayuda del hermano
cuando me pide una mano
porque le faltan las dos.
Temo enfrentar a mi Dios
y me pregunte que he hecho
para tener el derecho
de expresarle mi pensar,
de lo que suelo guardar
en lo profundo del pecho.

Temo-aunque no me lo crea-
al cura, al mal policía.
Temo hacer mi poesía
como una panacea.
Temo que otro la lea
como una sublevación,
temo que sea el timón
que en sus giros muerte encierra.
Temo desatar la guerra,
temo a la revolución.

Temo cuando se desata
y triunfa una rebelión.
Y temo a todo ladrón
que se viste de corbata.
Temo a la bala que mata
y apaga todo candil.
Temo cambiar de perfil,
temo a mi bajo solario,
temo al falso empresariio,
temo agarrar el fucil.

Antonio Silva
Décimas

17/7/08

La masacre de La Cantuta ocurrió el 18 de julio de 1992. Nueve estudiantes y un profesor fueron secuestrados y ejecutados por el destacamento Colina. Para borrar las evidencias del horrendo crimen los asesinos enterraron los restos en fosas, en Cieneguilla.

http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VII/Casos%20Ilustrativos-UIE/2.22.%20LA%20CANTUTA.pdf


Martes, 2 de octubre de 2007

Entrevista. GISELA ORTIZ

"La solidaridad es fundamental"

Su empresa está rindiendo frutos. Tenía 20 cuando mataron a su hermano.
Usted la ha visto luchar porque se haga justicia. Los indeseables están cayendo. El Perú está abriendo los ojos.

TENAZ. Desde que secuestraron y mataron a su hermano, varias veces ha tratado de rehacer su vida. Imposible. Sus últimos 15 años los ha consagrado a que se sepa la verdad y se castigue a quienes le arrebataron a su Kike. Fujimori ha sido extraditado. Ella está contenta, ¡y tiene derecho a ello!

Por Antonio Orjeda
Gisela y Luis Enrique Ortiz nacieron en Chachapoyas, Amazonas. Vinieron a estudiar a Lima. Allá, entonces no había universidad. Ingresaron a La Cantuta y a San Marcos, cada uno a un par de carreras distintas. Hubieran querido seguirlas ambas, pero el dinero que les enviaban sus padres --maestro y técnica en enfermería-- no les alcanzaba. Eligieron La Cantuta.
Ambos internos, Gisela era la delegada de su pabellón. Sabía que entre ellos había senderistas infiltrados, lo mismo que militares. Lo suyo era estudiar. Gisela quería ser maestra, especializarse en Lengua y Literatura. Estaba en sexto ciclo.
El jueves 16 de julio de 1992 Sendero Luminoso voló Tarata. Dos noches después, el Grupo Colina ingresó en La Cantuta y secuestró a nueve estudiantes y un profesor. Desde entonces, sus familiares han buscado conocer la verdad y que se castigue a los responsables. Gisela Ortiz es el rostro de esta causa. Tenía 20 años cuando desaparecieron a Luis Enrique. Lleva ya 15 años de lucha.
¿Usted ha lucrado con su dolor, como ha dicho el fujimorista Rolando Sousa?
No. Yo tengo un compromiso con mi hermano, y él, en mi lugar, habría hecho lo mismo. También tengo un compromiso con mi familia, porque cuando mi hermano desapareció, la única familiar directa, aquí en Lima, era yo; y no he dejado que ninguno de ellos se involucre en esto.
¿Por qué?
Porque es difícil estar en esta lucha. No solo por el daño emocional que te causa, sino porque te deja secuelas psicológicas con las que luego tienes que arrastrar.

Muestras de violencia como la de Sousa, ustedes han vivido muchas. En setiembre de 1994, durante la misa en la Plaza Francia, previa al entierro de sus familiares, circularon volantes que los calificaban de terroristas.
La forma más simple de entender por qué desde el Estado se mató a estudiantes, es la justificación de que eran terroristas. De difundir esa justificación no solo se encargaron Alberto Fujimori y sus voceros, sino incluso algunos medios de comunicación. En el juicio oral, los asesinos (el Grupo Colina) han contado con lujo de detalles todo lo que hacían. Uno de sus infiltrados (en La Cantuta) ha reconocido que todos los días le enviaba informes a Martin Rivas sobre lo que hacían los terroristas, y nunca ninguno de los asesinados figuró entre ellos.

Los críticos a su lucha no se han detenido a pensar en que hasta la fecha ustedes no saben por qué secuestraron, torturaron y mataron a sus familiares.
¡Yo creo que ni los mismos Colina saben por qué lo hicieron! Lo que nosotros entendemos es que fue un acto de venganza, ¡por varias razones! En primer lugar, porque en 1991 nosotros rechazamos la presencia de Fujimori en La Cantuta. Me refiero a los alumnos internos.
¿Por qué lo hicieron?
El Fujishock nos afectó como internos. En la universidad no había qué comer. De desayuno nos daban agua de apio con un camote sancochado. Así vivimos como seis meses. El almuerzo era caldo de arroz. A mí me empezó una anemia terrible, ¡así no podíamos estudiar! Entonces, ¿cómo íbamos a perdonar a un gobierno que nos maltrataba como estudiantes? Además, sabíamos que su presencia significaba una intervención en la universidad, que también traía la presencia militar.

Tras el secuestro de su hermano, su vida sufrió un cambio...
¡Total! Cambió mi proyecto de vida. Mi objetivo --y el de mi hermano-- era estudiar, hacer una especialización y volver a Chachapoyas a trabajar; ayudar a nuestras hermanas menores. Pero cuando lo desaparecieron, no solo me olvidé de que tenía que estudiar, me dediqué de lleno a su caso --estos 15 años--; y hasta ahora no lo puedo dejar, pues esta situación de impunidad ¡todavía persiste!

Usted se ha convertido en la imagen de las víctimas de La Cantuta. ¿Cómo se forjó la líder?
Con mucha responsabilidad. Fui asumiendo los papeles que muchos familiares dejaron de asumir. En un principio no quería dar declaraciones, y cuando hablaba, no dejaba que me fotografiaran. ¿Por qué? Porque vivía en un asentamiento humano en el Callao, con una familia que me había alojado --porque yo no tenía dónde vivir-- y me parecía irresponsable que por mi culpa los vayan a identificar y les hagan daño. Yo he vivido dos rastrillajes, he tenido que quemar documentos para evitar que me identificasen. No quería dar la cara abiertamente. Lo empecé a hacer a partir de 1993. Había otros familiares que habían asumido la lucha, gente quizá más preparada que yo, pero que fue dejando el tema, y de alguna manera fuimos quedando la señora Raida (Cóndor, madre de Armando Amaro) y yo. Y bueno, dentro de mí fui incorporando todo el proceso...

Al principio no les hacían caso.
Nadie nos quería atender. Le exigíamos al rector que convocara a conferencias de prensa, y como nadie iba, nosotros íbamos a cada medio de comunicación a explicar lo que había pasado, que necesitábamos que nos ayuden; pero era raro el medio que se animaba a sacar algo.

El 2000, en la encuesta llamada ¿Cómo quieren ser recordados los jóvenes del 2000?, usted dijo: "queremos ser recordados como conscientes, solidarios, que saben defender sus derechos y que no se venden a nadie". ¿Siente que ha cundido el ejemplo?
¡Sí! Cuando la gente comenzó a entender lo siniestro y corrupto que fue el gobierno de Fujimori, los jóvenes se comenzaron a movilizar, y fueron incorporando el tema de derechos humanos. Recuerdo las primeras grandes movilizaciones de 1994 contra la Ley Cantuta (que libró al grupo Colina de toda responsabilidad en el hecho). Nosotros las convocamos y vinieron de universidades que en su vida se habían movilizado, y lo hicieron ¡para solidarizarse con nosotros! Creo que ahí fue despertando el espíritu de los jóvenes, se dieron cuenta de que era necesario participar abiertamente en esta lucha. En 1997, ya eso se vio más abiertamente. ¡Fuimos conscientes de lo que nos tocaba asumir!

Como contraparte, en una reciente encuesta a reconocidos empresarios, estos señalan a Fujimori como el mejor presidente del Perú.
¡Por todos los beneficios que recibieron! Que si fue corrupto, si violó los derechos humanos, eso no les interesa.

Es preocupante que para ellos pese más el tema económico que el moral.
Es que, para muchos, la forma de medir está determinada por cuánto me beneficia. A mucha gente no le importa que haya matado y robado, miden sin anteponer los que deberían ser sus principios y convicciones. ¡Por eso se permitió que se violasen derechos humanos en la magnitud en que se hizo! Nadie fue capaz de reaccionar, y menos los empresarios. ¿Acaso alguno levantó su voz diciendo que hay que incorporar a las víctimas de la violencia política porque son parte de nuestra historia? ¿Alguna universidad ha ofrecido becas o alguna institución privada de salud ha ofrecido tratamiento en salud mental? ¡Nada! Esto es parte de la indiferencia, de creer que eso no nos compete y que es mejor voltear la cara. Por eso creo que, más allá del daño concreto y real que le hizo Fujimori a mi familia, a mi persona, lo más grave es que él, de alguna manera, nos ha deshumanizado, nos ha desarticulado socialmente.

Al país.
Al país.

Tras la muerte de su hermano, dejó su carrera, dejó todo. Su hermana menor comparte su sueldo con usted en vista de que está entregada a esta lucha que se ha convertido en su empresa, que no es otra que la búsqueda de justicia. Con mi familia, en algún momento iniciamos un negocio. Tuvimos una botica hasta el 2002, yo era quien la administraba hasta que se inició todo esto del juicio y ya nadie se hizo cargo del negocio. En 1999 yo regresé a Amazonas y empecé a cultivar una chacra de café orgánico, pero también la tuve que dejar porque (con el juicio) ya no tenía tiempo.

Es decir que, económicamente, pudo haberse desarrollado.
Sí, pero me ganó 'el tema'. Empezaba algo, lo veía crecer, pero tenía que dejarlo.

Eso la debió frustrar.
¡Hasta ahora! Si tú me preguntas si a los 35 años yo me siento realizada..., en el sentido académico, yo me siento frustrada. Recién he obtenido el bachillerato, tengo que sacar la licenciatura, quiero empezar una maestría, quiero dedicarme a un trabajo que me apasione. A los 35 años no tengo hijos, no sé si los vaya a tener. Entonces, si bien es cierto que reconozco todos los logros que hemos tenido en la lucha --el juicio a Colina, el que Fujimori esté aquí, el que gran parte de la población sepa ahora lo que en realidad pasó, la solidaridad que hemos generado--, en lo personal, como Gisela Ortiz, sigo siendo una mujer frustrada.

Entonces, ¿ha valido la pena su lucha?
Sí y no. Sí, porque nos ha permitido avanzar en esta lucha por lograr la justicia. Hay avances concretos: cuando voy a los juicios y veo a los asesinos --porque vamos todas las semanas--, ya no los veo en la misma actitud del primer día --orgullosos, riéndose de nosotros--, sino más bien arrinconados por la justicia, ¡ese es nuestro logro! Cuando ves a Fujimori recluido, ¡es parte de nuestro logro! Cuando logramos una sentencia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que es producto de nuestro esfuerzo y de nuestro propio convencimiento, claro, ¡se ha avanzado!

Uno está acostumbrado a oír su voz o a ver su rostro en los medios de prensa denotando dolor.Cuando concertamos esta entrevista, su voz era otra, había alegría.Gran parte de este dolor permanente tiene que ver con la impunidad que se vive en el país, pero cuando se tiene esta oportunidad de juzgar a Fujimori --para determinar su responsabilidad--, para nosotros es un triunfo ¡y se incorpora en nuestro estado de ánimo! Hemos tenido golpes bajos como el atentado contra "El ojo que llora" o el que salga Sousa a decir que lucramos con nuestro dolor o Martha Chávez --llena de odio-- que sigue agrediéndonos, diciendo que nuestros familiares eran terroristas, todo con el ánimo de mellar nuestro triunfo, pero, felizmente, no lo logran.

Ustedes están fuertes.
Sí, hemos aprendido a fortalecernos entre nosotros. Por eso considero que, para el país, la solidaridad es fundamental. Cuando salgo a la calle y alguna gente me reconoce, nunca --en todos estos años-- nadie me ha dicho nada ofensivo. La gente me saluda, algunos saben mi nombre y me dicen: "¡qué bien que estén en esta lucha!, nosotros rezamos por usted". Un señor me dijo que le habla a sus hijas, que les dice: "así tienen que ser, ¡tienen que defender sus derechos!". ¡Todo eso es una gran responsabilidad para mí! Así te das cuenta de que lo que uno hace le importa a mucha gente. Y esto, a mí, no solo me complace y me llena de alegría, sino que me fortalece.

Se ha convertido en un ejemplo para los peruanos, pese a que usted no lo pretendía.
¡Ni pretendo serlo! Lo que yo quiero, simplemente, es demostrar que uno es capaz de defender sus propias convicciones. Nosotros, desde 1992, cuando desaparecieron a nuestros familiares, empezamos a denunciar a Fujimori, ¡cuando él estaba en el gobierno! Nosotros siempre dijimos que él es el principal responsable de lo que les pasó, y esa convicción no se nos quita hasta ahora. Nosotros, en 15 años, no hemos cambiado de discurso, nos mantenemos firmes en los que --creemos-- son nuestros derechos. ¿Por qué? Porque es la única forma de recuperar la tranquilidad.

Sea la que sea la trinchera en la que estemos, no hay que dejar de dar batalla.
¡Y lo hacemos con mucha pasión! Porque nosotros necesitamos que haya justicia.

Y cuando acabe esto, ¿en dónde va a volcar toda su pasión?
He terminado una especialización en responsabilidad social y empresarial en la Universidad del Pacífico, un tema que me apasiona, porque sí creo en la obligación de la empresa de hacer trabajo social por su entorno, por sus trabajadores, por su comunidad. En este tema he asesorado a una empresa privada y, felizmente, he logrado contagiarle esta motivación.

O sea que, sin pretenderlo, ha encontrado...
¡Una chamba! Yo siempre he estado ligada al tema social, y cuando conocí la responsabilidad social, dije: ¡ahí está! Este es un camino que puedo incorporar para sentirme satisfecha conmigo misma. Además, aquí hay empresas que felizmente han entendido que no se trata de ser dadivoso y caritativo, ¡sino de hacer un trabajo responsable y socialmente comprometido! Yo quiero un país diferente, en el que no haya corrupción, en el que no se mate a nadie, ¡porque mis sobrinos van a seguir viviendo aquí! Pero quiero un país decente, en el que nadie se atropelle. Por eso la muerte de mi hermano no debe ser en vano. Tiene que servir para que abramos los ojos, para que historias como la suya no se repitan, porque yo no quiero que nadie pase por el proceso por el que yo pasé. Ya fue suficiente dolor, ya fue suficiente llanto, ¡lo que ahora hay que tener es esperanza! Todos tenemos que apostar para que nuestro país cambie.
LA FICHA
Nombre: Andrea Gisela Ortiz Perea.Colegio: La primaria, en el 18002; terminó en el Virgen de Asunta, ambos en su natal Chachapoyas.
Estudios: Administradora de la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta.
Edad: 35 años.
Cargo: Representante de las víctimas del crimen de La Cantuta.

Copyright Empresa Editora El Comercio S.A. Derechos reservados

http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2007-10-02/imececonomia0792924.html

16/7/08



FIL 2008 censura editoriales independientes

Censurados. Fuente: foroelsalvador
Quizá los de la Cámara Peruana del Libro no se han dado cuenta de lo grave que es esto. Justo cuando el día de hoy todos los medios anuncian, con entusiasmo, la realización de la Feria Internacional del Libro 2008, aparece una denuncia, a manera de pronunciamiento, contra la organización de la CPL. Al parecer, la Cámara Peruana del Libro no acepta que una entidad com la Alianza Peruana de Editores Independientes (que agrupa a todas, o casi todas, las editoriales independientes importantes del Perú) participe con un stand en la FIL Lima 2008. Es raro, porque años atrás varias editoriales independientes (como Estruendo Mudo, Sarita Cartonera, los asociados en Punche Editores, entre otras) han tenido muy dinámicos stands en la FIL, ¿por qué este año les negarían el acceso? Por lo que he podido entender, el problema no es contra las editoriales individualmente, sino contra la posibilidad de que exista un gremio que las agrupe y que, en cierto modo, le "haga competencia" a la propia Cámara. La censura sería, entonces, un castigo contra una Asociación libre y democrática (y no "informal" como ellos dicen) que podría en el corto, mediano o largo plazo contrapesar el monopolio de la CPL. La nota de prensa lo dice así:
Editores independientes del Perú denuncian discriminación por parte de organizadores de la Feria Internacional del Libro.La Cámara Peruana del Libro obstaculiza la participación de veinte editoriales peruanas, en la Feria Internacional del Libro FIL-LIMA 2008. Entre las editoriales, agrupadas en la Alianza Peruana de Editores (ALPE), se cuentan Ediciones PEISA, Jaime Campodónico, Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Asociación Cultural Antares, Sarita Cartonera, Estruendomudo, Matalamanga, entre otras.Ediciones PEISA había asumido la distribución de las publicaciones de ALPE en un stand dedicado a la producción editorial independiente del Perú. Sin embargo, más de diez días después de la suscripción del contrato de arriendo de dicho stand, el Consejo Directivo de la Cámara Peruana del Libro (CPL), institución encargada de organizar la FIL-LIMA 2008, decidió despojar a PEISA de los espacios alquilados para la distribución de los libros de ALPE.El Consejo Directivo de la Cámara Peruana del Libro se ha negado a responder formalmente a los pedidos de restitución formulados tanto por ALPE como por Ediciones PEISA, y ha pretendido descalificar a ALPE aduciendo falsamente que se trata de una “asociación informal”.Los editores de ALPE declaran sentirse vulnerados en su derecho a la libre asociación y en su derecho a ser distribuidos y comercializar sus libros a través de los circuitos disponibles en el Perú. Asimismo declaran haber respetado el reglamento interno de la Cámara Peruana del Libro con respecto a su participación en la feria.Aparentemente el Consejo Directivo de la Cámara Peruana del Libro siente recelo ante la existencia de cualquier otra forma asociativa que tenga que ver con la producción de libros.Ante esta situación, importantes asociaciones de editores tales como la Alianza Internacional de Editores y la Asociación Editores de Chile, han declarado su solidaridad con ALPE y han puesto en duda su participación en la feria si el consejo directivo de la Cámara Peruana del Libro no restituye los espacios alquilados
Realmente sería una lástima, por no decir una verguenza, que la Cámara Peruana del Libro por temor a la competencia esté vetando la participacíón de una Asociación amparada por la ley y el derecho que asiste a todo el mundo de asociarse. Una verguenza además porque, con esa medida, están poniendo trabas a la labor de las editoriales independientes peruanas. Como saben todos los que leen Moleskine y están pendientes del ritmo editorial de nuestros países, las editoriales independientes han dinamizado y potencializado la literatura de toda América Latina y España. Su aporte en estás décadas ha sido incalculable y reconocido por todos los editores del idioma, incluso por las transnacionales más grandes. Cerrarles la puerta de la FIL y "castigarlos" así por el falso delito de asociarse no solo es una mezquindad sino una acción que echa por el suelo absolutamente todo lo que la CPL ha logrado en los últimos años, con las exitosas FIL y con la participación del Perú en Ferias Internacionales del Libro.Hace unos días, esperé que los buenos amigos que tengo en la organización de la Cámara contestaran a estas interrogantes, pero no obtuve respuesta. Espero que la publicación de este post los anime a responder al fin. Y espero también que todos los escritores, lectores, expositores y organizaciones nacionales o internacionales que, de alguna u otra manera tenemos proyectado participar en esta FIL, defendamos el derecho de estos editores jóvenes de tener presencia en la Feria y de asociarse libremente.

Tomado de:
http://notasmoleskine.blogspot.com/2008/07/fil-2008-censura-editoriales.html

15/7/08

Fernando Carrasco Nuñez

LA FICHA MARCADA


Alfredo salió del hostal muy presuroso y percibió que estaba garuando sobre la ciudad.
Se arregló el cuello del saco y volvió a mirar su reloj. ¡Demonios! Ya iban a dar las cinco de
la mañana. Tenía que darse prisa si quería evitar una tragedia en su casa. ¡Cómo pudo haberse quedado dormido! Mientras caminaba hacia la avenida principal en busca de un taxi sintió que poco a poco un atroz sentimiento de culpa se iba posesionando de su cuerpo. Era la primera vez que había hecho el amor con otra mujer desde su matrimonio celebrado dos años antes. Ahora se sentía terriblemente arrepentido de haber caído en el juego de Clarisa a quien acababa de dejar dormida en una de las habitaciones de ese lujoso hostal. Alfredo amaba a su mujer, pero los hechos se habían producido de manera precipitada. Clarisa era una de las antiguas y pocas amigas de su esposa. Esta idea incrementó la magnitud de su culpa. Pero ella era tan perversamente seductora y seguramente lo había sido aún más con él. Quiso encender un cigarrillo, pero terminó arrojándolo sobre el césped de un pequeño jardín cuando le cruzó por la mente la forma cómo Clarisa había mentido a su esposa para pasar la noche con él. La culpa iba dando paso a un sentimiento entre la ira y el miedo. Su mujer nunca le perdonaría si llegaba a enterarse de esa traición. Ella era capaz incluso de abandonarlo. Se metió las manos a los bolsillos y continuó caminando ligero con la cabeza gacha. Aún podía encontrar durmiendo a su mujer y simular que había llegado horas antes como en las esporádicas ocasiones en que se quedaba bebiendo con los amigos del trabajo. Poco después Alfredo llegó a la avenida principal y abordó un taxi.

Durante el transcurso del viaje Alfredo recordó el día que conoció a Clarisa. Tres semanas antes cuando por la noche llegó exhausto del trabajo encontró a su mujer y a su amiga charlando amenamente en casa. Habían abierto una botella de vino. Notó que el trago las había puesto muy animadas. Alfredo no pudo ocultar cierta fascinación ante la belleza de esa mujer a quien veía por primera vez. Tenía unos ojos verdes que perturbaban y parecía más joven que su esposa. Alfredo se sirvió también una copa de vino y las acompañó hasta que Clarisa se marchó treinta minutos después. Durante la conversación Alfredo se fue enterando muchas cosas sobre la vida de Clarisa. Era una antigua amiga de su mujer. Habían estudiado juntas los primeros años de la secundaria. Lamentablemente al poco tiempo se habían perdido de vista debido a que el padre de Clarisa, un coronel del Ejército, había sido destacado al Alto Huallaga en pleno conflicto con Sendero Luminoso. Como era hija única su padre no estaba dispuesto a alejarse de ella ni de su esposa. Alfredo recordó que en ese momento de la charla su mujer había lamentado la ausencia de Clarisa la noche de su boda y que acto seguido los tres volvieron a brindar. Clarisa también les dijo que sólo estaba de paso por Lima ya que dentro de un mes tendría que regresar con sus padres a Tingo María donde se habían quedado a radicar definitivamente y donde la esperaba su prometido, un joven oficial del Ejército que había perdido la cabeza por ella. En ese momento los tres rieron. Casi al final de la charla les informó, entusiasmada, que el mes entrante empezaría a laborar como asistenta en el Hospital de Policía de la zona y que planeaba casarse el año siguiente. Brindaron otra vez. Cuando Clarisa se disponía a despedirse, su amiga la invitó a almorzar con ellos el fin de semana. Ella aceptó muy complacida. Y se despidió de ambos con un beso en la mejilla. Pero Alfredo sintió el beso de la amiga de su esposa muy cerca de la comisura de los labios. El domingo almorzaron juntos. En aquella ocasión Clarisa había llegado con un vestido muy ceñido que resaltaba las sinuosidades de su bien delineado cuerpo. Alfredo percibió que esta vez Clarisa lo seducía manifiestamente en los instantes en que se ausentaba su esposa. Esa situación lo desconcertaba por la cercanía de su mujer, pues le resultaba difícil disimular su encendida excitación. Aquella vez la reunión no se prolongó mucho tiempo porque Clarisa adujo que había prometido a su madre salir de compras con ella esa noche. Cuando se despidió de ambos, Alfredo sintió que al tiempo que le besaba la mejilla, Clarisa le acariciaba ligeramente los dedos. Él tuvo la sospecha de que su esposa lo había notado, pero cuando quedaron solos ella le sonrió y le propuso terminar la botella de vino que había quedado a medias. Por la noche hicieron el amor. Su mujer sintió que Alfredo fue más ardiente que otras veces. Esa noche Alfredo imaginaba que le hacía el amor a Clarisa.

Durante la semana siguiente, Alfredo no volvió a ver a la amiga de su mujer. Cuando volvía a casa deseaba ardientemente encontrar a su esposa y a Clarisa esperándolo para cerrar la noche con unas botellas de vino. Pero en varias ocasiones encontró la casa vacía. Cuando su mujer regresaba, poco después, le decía que había salido de compras con Clarisa. Alfredo tuvo la certeza de que su esposa se había percatado de las intenciones de su amiga así que había decidido mantenerla alejada de su casa. Pero las ausencias de su esposa se hicieron habituales y comenzaron a inquietarlo la semana siguiente. Una noche que ella volvió sumamente tarde le reprochó no encontrarla en casa para cenar juntos. Su esposa se disculpó argumentando que Clarisa la había invitado al departamento de sus padres y que su madre, una mujer muy simpática, la había retenido contándole muchas historias sobre sus vidas en la selva. Le prometió que esas salidas nocturnas ya no se iban a repetir pues Clarisa regresaría a Tingo María la semana entrante. Alfredo se inquietó, pero a la vez recibió la noticia con mucha satisfacción. Él no podía permitir que una mujer descocada como lo era Clarisa pudiese resquebrajar la relación con su tierna esposa. Esa noche quiso hacer el amor con su mujer, pero ella no se mostró dispuesta. Estaba sumamente agotada, le dijo.

Cuando la noche siguiente Alfredo regresaba a su casa recibió una llamada al celular. Era su mujer. Le dijo que Clarisa la había llamado para pedirle que por favor acompañase a su madre al salón de belleza ya que ella se encontraba muy alejada de su departamento. Alfredo aceptó con resignación cenar nuevamente solo. Sabía que esas salidas de su mujer terminarían muy pronto con la partida de su amiga. Al ingresar a su casa se quitó la camisa y se sirvió una copa de vino. Al rato llamaron a la puerta. Se dispuso a abrir con cierta alegría pues imaginó que por algún motivo su mujer ya no había tenido que acompañar a la madre de Clarisa a ninguna parte. Pero su alegría se transformó en desconcierto cuando advirtió la figura sonriente de Clarisa en el marco de la puerta. Entonces entendió los planes de esa mujer. Ella lo saludó e ingresó rápidamente. Le dijo que pasaba muy cerca y que había deseado venir a despedirse de él puesto que esa noche era la víspera de su viaje. Alfredo, algo nervioso, le invitó una copa de vino y descolgó su camisa de la percha con la intención de volvérsela a poner, pero Clarisa se lo impidió. “No es necesario que te la pongas. Está haciendo mucho calor” En ese instante ella se quitó el abrigo que llevaba encima y dejó al descubierto, atrevidamente, el gran escote de su hermoso vestido. Ambos brindaron y quedaron en silencio por un instante. Alfredo quiso decir algo, pero de pronto sintió que Clarisa se lo impedía con un beso. Se besaron y se acariciaron con ardor sobre el sofá de la sala durante algunos minutos. Pero cuando Clarisa empezó a desvestirse a Alfredo le asaltó el temor de que su mujer los encontrase en esa situación. Se incorporó y se puso la camisa con presteza. Clarisa, dueña de la situación, se le acercó nuevamente y le susurró al oído: “Ella demorará mucho, cariño. Pero si gustas podemos irnos a otro lugar.” Él dudó por un instante. Pero resolvió por guardar las copas de vino y salió detrás de la mujer. Clarisa cruzó la puerta y sin que Alfredo lo notara emitió una silenciosa sonrisa de triunfo.

—Señor, hemos llegado —exclamó el dueño del taxi. Alfredo, sumido en sus pensamientos, tuvo un sobresalto —. Son diez soles —añadió el taxista. Alfredo pagó y descendió del auto. La garúa no había cesado.

Cuando estuvo a unos metros de su casa sintió que el pánico lo embestía. Sabía que su mirada lo iba a delatar. Él nunca había tenido el talento de los verdaderos infieles. ¿Por qué demonios se había dejado arrastrar como un niño hacia esa situación? Notó ahora que había empezado a transpirar mucho y que las palpitaciones de su corazón se habían acelerado. Se juró que nunca más volvería a traicionar a su mujer. Ahora deseó intensamente que su esposa estuviese dormida. Se detuvo. Respiró profundamente tratando de sobreponerse pero fue inútil. Se secó el sudor de las manos en el pantalón. No podía despejar el pánico que lo agobiaba; ni tampoco podía sustraerse a esas imágenes que, inexplicablemente, una parte de su memoria iba revisando no sin cierto placer. Recordó la seductora mirada de Clarisa en la penumbra del hostal. La espléndida desnudez de su cuerpo blanco entre las sábanas. Sus pechos enormes en movimiento. La armonía de sus acrobacias sexuales. Sus largos e intensos gemidos. La vibración y el arquearse de su cuerpo en cada orgasmo.

Metió la llave en la cerradura con dificultad e ingresó a su casa sigilosamente. Cerró la puerta tras de sí y se dirigió en completo silencio hacia la recámara. Entró al dormitorio y retuvo la respiración. Al instante notó que su mujer dormía profundamente. Respiró aliviado. Ella llevaba puesta un vestidito transparente que trasuntaba la forma de sus senos y caderas. Sintió una oleada de ternura por ella. Sabía que solía ponerse ese vestido cuando deseaba hacer el amor. Seguramente lo había esperado durante algunas horas y había terminado vencida por el sueño. Se quitó la camisa y se acostó con sumo cuidado de espaldas a su mujer. Al poco tiempo logró conciliar el sueño. Su mujer tenía los ojos cerrados, pero no dormía. Cuando lo oyó roncar abrió los ojos de golpe. Y se dibujó en sus labios una perversa sonrisa. Todo le había resultado perfectamente. Después de varias semanas había logrado por fin satisfacer el capricho de su amante. Habían hecho el amor en la misma cama donde ella dormía con su esposo. Y todo gracias a los favores de la incondicional Clarisa. Esa amiguita que acababa de conocer hacía unos meses, con quien había establecido infranqueables lazos de solidaridad mutua en una de esas salidas furtivas por las tardes en que ambas corrían al encuentro de sus respectivos amantes.
Cuento publicado en el número 1 de la revista impresa
Sol de Ciegos de la Universidad La Cantuta.

Fernando Carrasco
(Lima 1976)
Egresado de la U.N.E.
Maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana en la UNMSM.
Libro: "Cantar de Helena Y otras muertes"

12/7/08

Gustavo Armijos



EL GRAN BANQUETE FINAL


Se levantan los efluvios por doquier
y el viento lleva aromas hacia los acantilados
en el Paseo de los Héroes Navales del infinito.

Desdichado y a pie puedo llegar hasta la tumba
de mis hermanos que me han ganado la partida.
Existe tenue pared de arena y las rosas, girasoles
y gardenias suben hasta el corazón de las criaturas
cuyos ojos enrojecidos por el llanto
ocultan sus rasgos desgarrados de impotencia-

Es la muerte en el Parque del Recuerdo.
Infamia y ternura se mezclan como constelación
de aldeanos que observan un cielo límpido.
El grass es un espejo donde podemos mirarnos
en la morada eterna del tormento o del descanso.

Mi resistencia te surte de gritos lúgubres
con actitud amenazante contra el infortunio.
Muerte definición exacta de cuervos en su jornada
premunidos del azar presuroso y emponzoñado.
Se funden las cadenas de la vida los pensamientos
engrillados suben hasta la pequeña capilla.
Javier (1954), Sergio (1955) juntos esperando la convocatoria
en el campo santo donde existen esperanzas
observamos los abuelos juntos para el gran banquete.
Que viva la eternidad furtiva del descanso
después de la agradable muerte,
en ofrenda de la vida eterna.

Estoy abandonado en medio de la vida pasajera
en los predios de la mangachería irremplazable
donde pido un remedio para mi dolor.
Mi tristeza convoca un suspiro desgarrado
y digo que mi eco es un llamado a las pálidas esperanzas
enfermo no oculto mi mal a compañeros de infortunio,

En las noches me siento a la puerta de mi casa
donde espero piedad para mi alma.
Y oculto mi infortunio a los bienhechores
y al médico que me infringe mayores aflicciones.
Trata de curarme para derrotar a la cruel enfermedad.
Desnudando las inquietudes de la soledad de los
elevados de concreto armado por donde desfilan los
autos a grandes velocidades donde vuelan hojas
de mi pérdida historia clínica desaparecida como
pez en el gran océano de la implacable soledad.

Nunca obtuve ganancia alguna por hecho ilícito
de bienhechores hombres opulantes pero llenos de avaricia.
Insisten en sus elogios los farsantes con sus ojos zarcos
ante los bastonazos de la justicia y franqueza.

Sino diré que los hombres de otras tierras me ofrecen halago
muchas veces negado en mis dominios
ahora que marcharé para siempre al infinito.

11/7/08

Eduardo Rojas

Hay hermanos muchísimo que hacer
César Vallejo


Se inició campaña por salud del joven poeta
Eduardo Borjas.

II
Hay en el suelo una par de zapatos blancos obsoletos
un álbum de fotografías
Hay un techo y hacia él apuntan los dolores
es una escalera para salir huyendo hacia la noche
Hay banquetas y señalizaciones de una estación
por donde nunca pasó el tren
un gato de hojalata en pie sobre
un montículo de muebles raídos
gallinazos y gaviotas
se detienen frente al horror de la procreacion
es un roedor se abre paso entre las
flores ni inciensos
sólo quedan los preservativos
de las cálidas noches de invierno
cuando las mujeres hacían el amor como en un antiguo ritual

9/7/08

Cesáreo Martínez

Entrada

Si una luz se enciende para abolir las tinieblas
entre los hombres y no se extingue através de los siglos
y el tiempo se refleja nítidamente en ella, y si permanece
a pesar de toda tragedia o comedia, socorriendo los actos
atinados y desatinados, y los hombres aprenden
a convivir bajo su dominio, convertidos en animales sanos,
amables y productivos,es que irrumpió en el frío firmamaneto
un Sol de Ciegos.


G

Codicia la Rosa

Codicia la rosa entre brasas
Raudos relámpagos parpadean ante sus ojos
Cruzan delirantes y no lo permiten
acallar el grito
Él percibe la rosa desde los abismos
La rosa que florece y el Sol que fenece
El Sol que florece y la rosa que fosforece
Luces, todas vegetalmente asombrosas
Fulgor ingenio, insurgente y el ojo acechando,
codicioso
Ojo furioso que fustiga y fatiga, impaciente
Ojo dichoso que amanece ante la faz de la rosa
No ha surgido la rosa que codicia
Sino ésta, la inocente, la común, la urgente.

De: Sol de ciegos
(Libro póstumo)
U.N.E._Lima-2008



Sol de ciegos quiere ser entonces el radar con que
atravesamos las tinieblas, orientándonos en el sentido
pleno de la vida.Pero no de una vida reflexiva, sino
instintiva, propia de los animales, con lo que Cesáreo
Martínez ya se instala en un discurso que elimina
todo conducto racional para dejar entrada a la
sensoralidad, una sensorialidad nacida de una nueva
contradicción: la pérdida del más dominante de
nuestros sentidos (la vista) nos plantea la mayor de
las exigencias.
Tulio Mora

3/7/08

Mario Espinoza Anicama

Hogueras

Llegas con las alas cansadas,
con el granomás fecundo
entre tus garras
desgranando tu último alarido
de vuelo vagabundo en las montañas.

Ahora hace falta que lastimes la leña
y no hagas ruido donde
el sueño quema.

Las voces lastimeras se alimentan
de tu pan crocante en su dialéctica,
indagando por el niño que cobijas
como un pájaro engendrado
en tus venas.

¡Oh, humanidad! Sigues padeciendo
a ras del suelo. Bamboleando
entre quimeras
cuando acercas al calor de tus prodigios
el amor que va sangrándote
por fuera.

(Pisco-Ica 1943)

Nadie Huamán Rojas

Flor
Flor
Intenta amarme
Otra vez;
Pero no envejezcas
En tu espinal,
Me vas ha herir.
Flor, florcita, flor;
Permíteme solo tocarte
Y los dos cabalgaremos
Eternamente
Por los senderos del amor.
S/T
Cuando me siento morir
...en el invierno,
tu voz
calienta mi alma.
Chosica-1945)