José Pancorvo: El profeta del cielo
José Antonio Pancorvo y la plenitud de la palabra.
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EL ONIRISMO TANÁTICO y repercusiones a la carne.
por C. Vanadio
La hija del carnicero. Vanessa Martínez. Ed. Zignos. Lima, 2007 (54 pp)
Comentario:
La evasión de vivir la vida intensamente “matarla” nos provoca vivir el presente en ideales del placer, incluso con rupturas. La recompensa a esparcir lo hedónico y los sueños-logros inmediatos incrementan la destilación del jolgorio, así mismo el sentimiento del acto amatorio –esto significa una pequeña muerte-. Sirva esto de pretextos para idealizar en poesía y la gastronomía del amor empalagado del sinsabor -y de la infesta carne. Incluso la que se presenta en shows nocturnos. El estado de noctambulismo aireado por ventiscas del sopor de embriaguez de sus habitantes y consumidores nos revela una ciudad en juerga intensa, reacondicionada con alicientes de miradas cómplices. La carroña al espectáculo del éxtasis, y la deformación del amor. La sumisión y por que no muchas inmolaciones. Este poemario de variopintos artes poéticos se zambulle también el inventario. Mis felicitaciones a la poeta por su devoción literaria.
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La media naranja
Cuando yo aún tenía 13 años
un día en pleno sol de la selva central
disfruté una dulce naranja
de tan delicioso sabor
que decidí perdurarla en el tiempo
Luego de pequeña cavilación
no encontré otro modo de hacerlo
sino sembrando una pepita
de la tal dulce naranja
Escogí una de las tantas que había en su interior
la más gordita
parecida a una gota de agua
luego procedí según el manual de agricultura
La puse en una bolsa transparente
de tal manera que yo pudiera ver
de cómo se transformase en planta
Fue poco a poco y lentamente en que se perfiló
hacia un árbol en miniatura
del cual yo me deleitaba verla a diario
Así ya a los dos meses
mi planta de naranjo
estaba listo para el trasplante en tierra fértil
Yo recordaba siempre ese delicioso sabor
de la tal dulce naranja
porque además ese mismo día de la dulce naranja
besé casi por casualidad pero sensacional a Carmelita
de la misma edad que yo
mientras compartía alegre la tal naranja con ella
Carmelita me correspondió contenta
En el transcurso del crecimiento del naranjo
seguí disfrutando del beso de Carmelita
Para tenerla cerca
le invité un día a tomar una infusión de hojas del tal naranjo
Yo ya había descubierto ese sabor fresco de tal infusión
esa frescura que percibes en los labios
hasta posesionarse de todos tus órganos
Cuando ella la probó por primera vez me dijo
Me gusta mucho
con esa voz genial que tenía ella
La segunda vez fue lo mismo
Me gusta mucho
La tercera vez
Me gusta
La cuarta vez fue lo mismo
Me gusta
Mientras yo bebía de la infusión del naranjo
y disfrutaba de cómo se agigantaba el naranjo
con nubes blancas y arcoiris sobre ella
Carmelita pensaba no solo en el sabor del naranjo
sino en tener muchos naranjos para luego vender naranjas
también en tener una casita junto al río y un jardín
y otras cosas más
Pasaron tres años
y como corresponde a todo naranjo
en ese ciclo necesario de la existencia
pude contemplar cómo florecía el tal naranjo
Un millar de puntos blancos en su abultado cuerpo verde
y las abejas polinizando solemnes
Quien puede dudar de ese encanto visual
y con una diversidad de efectos según el transcurso del día
Mientras sucedía todo esto
Carmelita pensaba en las naranjas de los naranjos
y otras cosas más
final 1
Fue luego de cuatro años
exactamente
que ya vi madurar a la nueva naranja
La tomé con mis manos
La partí en dos
y la otra mitad se la ofrecí a Carmelita
Fue en ese momento cuando la vi también como fruta madura
Esta vez no la besé de casualidad
Ella me correspondió
ahí debajo del naranjo
final 2
Fue luego de cuatro años
exactamente
que ya vi madurar a la nueva naranja
La tomé con mis manos
La partí en dos
pero cuando con una mitad de la tal naranja
busqué a Carmelita
ella ya no estaba
Seguro que pensaba en las naranjas de los naranjos
además en la casita junto al río y un jardín
Luego de tal suceso
yo sembré muchos naranjos
Así años después
coseché las naranjas de tal sabor
Preparé refresco con ellas
agregándole esa frescura de la infusión de hoja de naranjo
y sin intenciones económicas la comercié
porque yo sé que cuando ella pruebe
la Naranjada Carmelita
así se llama el refresco que exporto ahora
vendrá para buscar su mitad
Niko Velita Palacín