Por: David Antonio Abanto Aragón
porque un verdadero poema es
un peligro
mortal
José Pancorvo, Amanecida Violenta Decidida
La hazaña creadora de José Pancorvo (Lima, 1952) que nos presenta Amanecidas violentas de mundos (Sol Negro editores, 2009) se sostiene en un eje que atraviesa toda la obra poética publicada del poeta. Este eje se asienta, como ya lo ha señalado Ricardo González Vigil, en la magistral síntesis que logra entre lo antiguo (poemas épicos y fabulaciones mitológicas de
Integrado por cuatro partes, Amanecidas violentas de mundos desarrolla, en primer lugar, un viaje de carácter místico en aras de una «vita nouva» (cual nuevo Dante), pero inmerso en «el mundanal ruido» del Inferno que nos ofrece la nueva centuria. En segundo término, esa travesía puede ser vista como una búsqueda moral bajo la necesidad de construir un horizonte ético.
Debemos considerar como en cada una de esta cuatro partes, en cada poema y entre los poemas estalla con «violencia» el tono profético, teñido de milenarismo, Apocalipsis y vuelta del Mesías, y se establece una tensión en la que, como ha señalado Salomón Valderrama, se percibe: «El espacio creativo, posible enfrentado a la realidad. Lo real formado versus lo irreal en deformación».
Cuatro secciones que se erigen como espacios y portavoces de la memoria de la experiencia humana con una capacidad de reinterpretarla desde una compleja óptica que reconstruye los orígenes de la travesía poética del mismo Pancorvo.
La voz poética en Amanecidas violentas de mundos
La voz poética de las composiciones de Amanecidas violentas de mundos es la del ser humano sobreviviente, pero también la de aquel hombre arrojado a la intemperie que en medio de un caos casi absoluto, inmerso en la penuria espiritual de nuestra época y con una sensación de desamparo tiende a la luz, a la afirmación vital.
solamente
de
madrugada
de Armas
solamente
de
tambaleo
me despierto levanto
como un mantarraya amarillo en la ola
por
me tambaleo solamente
solamente en
en
de plata azulada me tambaleo
latitudinal en el agua salada
solamente
me tambaleo
solamente subiendo subiendo
despertando en tu luz
(Plaza de armas 360° En Tu Luz Perfectísima)
Un factor importante es que Amanecidas violentas de mundos adopta la «visión de los vencidos», ensalzando a los insignificantes y oponiéndose a lo que hace insignificantes a las personas. Esto va más allá de un determinismo económico. En nuestra sociedad, una persona es insignificante si no tiene dinero, pero también lo es por el color de la piel, por hablar mal la lengua dominante, por ser mujer, por ser homosexual, por ser discapacitado. Son los dos lados de una misma medalla.
Se hermana así con los cronistas Las Casas; Guaman Poma y el Inca Garcilaso, y con
mi hemisferio dorado inca
mi hemisferio izquierdo rey
mi tálamo emperador
sin noticias ni lugares ni rutinas
trepana el cosmos muyuntin
el eco de mi corazón heroico
y el continuismo sublime
no pienso, no deseo,
no dudo, no recreo
no ambiciono
y más que las plantas del paraíso
es el ensueño divino en el corazón y
y en el arte del no espacio sin escalas
mi residencia-templo:
ondulo hasta cuando no existía
y adoro en el Corpus Christi:
nada de bienes menores
la afinación de mi exorcismo se sublima
(Extâse Imperiale)
Nótese que en su, por momentos, abrumadora travesía el yo poético intensifica su exploración reforzando con varios experimentos “visuales” (no solo en el poema anterior, Extâse Imperiale, cuya disposición tipográfica, nos podría sugerir la imagen del cáliz asociado a la liturgia y la comunión de los hombres, en este caso es sirve para exaltar la consagración del poeta; sino también ya en Aún No Abras, Canción Sin Las Sombras y Este Es Mi Ejército, etc).
La excelencia de la búsqueda poética de José Pancorvo en Amanecidas violentas de mundos (como, en general, de la obra de Pancorvo desde Profeta el cielo, 1989 hasta Pachak Paqari. Épicas del trono del Sol, 2003) se nutre de una feliz fusión entre las raíces indígenas peruanas y el legado cultural europeo, manifiesto ahora en el tema de
Recientemente, al comentar el nuevo poemario de ese otro gran artífice de la palabra que es Enrique Verástegui, Teoría de los cambios (Sol Negro Editores y Cascahuesos, 2009), Pancorvo equiparaba la imagen del poeta con la del «sabio que, como el caballero grada a grada, a través de varias ciencias, mismo Dante, asciende a
Es a esta Sabiduría a la que hace referencia el yo poético de Amanecidas violentas de mundos, la que se asocia con una unidad en fuego (una fusión mística) que toma el pulso a la «escena contemporánea» en raptos de éxtasis místicos en los que la sintaxis pareciera zozobrar al diluirse la conciencia del poeta, arrebatado por las «amanecidas violentas», signos de
Si ya en su primer poemario el Cielo es el profeta, ahora las “amanecidas violentas” son las manifestaciones cuyas señales hay que saber atender y dejar que nos utilicen como armas (en el sentido de instrumentos y herramientas) para la expresión de su sacro mensaje.
te vas a un mundo donde ya te espero
porque ya en todo el mundo estoy despierto
imposible escaparte ni a sueños
y así ya no hay ningún secreto
llegas a mundos donde ya te siento
porque todos los mundos son espejos
que te veo
te beso y te despierto
(Canción Desde Cualquier Mundo)
Pancorvo no se lanza por la ruta metafísica o trascendentalista; incluso pareciera temer al juego metafórico de devaneos fantasiosos, porque quiere deleitarse («estándose bien bien calmado») con la percepción de lo concreto y lo cotidiano con los pies bien puestos en la tierra para brindarnos a lo largo de todo el poemario, como ha escrito Miguel Ildefonso, «sus últimas visiones de un Paraíso que está aquí, en un eterno-ahora».
Esto le permite intensificar ese proceso que José Cabrera Alva identificó ya en Profeta el cielo y que consiste en «el develarse, el des-ocultarse del ser de lo íntimo que es en nosotros lo divino, evidenciado cuando se ha escalado difícilmente el camino virtuoso, y cuando uno se ha hecho vidente de la profundidad del Verbo» y, añadimos, donde todo, absolutamente todo, adquiere simbolismo, una iluminación constante, pero nunca plasmada por completo.
Y como sucede con los grandes creadores, manifiesta un rasgo que el mismo Pancorvo identifica en la propia exploración poética de Verástegui en los siguientes términos: «En su búsqueda de universalidad —y, como se sabe, katholikos en griego significa universal—, destaca su mención de la gnosis. La gnosis que demuestra que lo infinito/ está en lo finito/ donde está, realmente, el universo».
¿cómo que sacrificio?
ya no puedo hacer ninguno
porque todo es paraíso
estándose bien bien calmado
se está como bien bienamado
hacer el sacrificio es lo primero
mejor bien completo y definitivo:
vendí el mundo al botellero
esto es estar bien bien calmado
y andarse como bien bienamado
[…]
(Canción en Caída Libre)
Como en todo gran artífice lo valioso de la exploración poética de Pancorvo está en el modo como «recoge» el legado de la «tempestad» de estirpe vallejiana y martinadanesca, y labra un mundo creador que le pertenece, uno de los más admirables de la poesía peruana actual, desde sus propias vivencias y sus propias soluciones expresivas (exploración sintáctica y léxica, imágenes intransferibles), con una escritura concentrada, de versos escuetos y gran limpidez formal, de imágenes unidas por un hilo interno, nada declarativo, pero tampoco totalmente hermético.
[…]
nuestros los miles de universos
todo en diamante puro y ya no hay nada
pobre que ver: todo más que luz
y nada oscuro en lo que miro:
puro deslumbre sin intersticios:
no llevo ni seis lucas pero tengo
todos los mundos en el bolsillo
y un sencillo
(Canción Del Matrimonio Por Amor)
como nuestra música no hay otro insomnio
ni nos celeste cuerpo tan inunda el nuestro:
lo que me dices con mi propia lengua
mientras volamos en
porque así hablábamos
lo que te digo por tu propia lengua
cuando te habito y hablo por tu sol
y por tus manos que queman el mundo
(Identificación En Uno De Los Cielos)
Si el lenguaje del poema queda integrado a lo acostumbrado no ofrece como resultado ningún desafío, no implica ningún esfuerzo; y si se entrega totalmente a lo no compartido, cae en el peligro opuesto de no ser entendido, de ser un lenguaje-individual (propio del poeta, pero sin receptor posible). Y el poeta sabe que la poesía es un lenguaje innovador con valor universal para todos. La poesía de Pancorvo barre con las pueriles antinomias que quieren separar la poesía de la vida como si precisamente en ella no estuvieran contenidas y resueltas de antemano todas las reivindicaciones humanas, desde las más elementales hasta las más elaboradas y complejas. Magnífica lección del creador.
Una entrega que no busca el martirio; hacerlo no es cristiano, sería querer que haya verdugos, y no podemos desear que haya asesinos. El sufrimiento y el martirio no se buscan, se encuentran.
Amanecidas violentas de mundos es una prueba categórica del prestigio que ostentan lo religioso, lo místico, lo apocalíptico y lo esotérico en la poesía peruana de la segunda mitad del “desacralizado” siglo XX y lo que va del siglo XXI: los himnos quechuas de José María Arguedas y diversos textos de Martín Adán, Gamaliel Churata, Mario Florian, Carlos Germán Belli, Pedro Cateriano, Leopoldo Chirriarse, Luis Hernández, Juan Ojeda, Antonio Cisneros, Walter Curonisy, Enrique Verástegui, Róger Santiváñez, Miguel Ildefonso, Salomón Valderrama, Denisse Vega Farfán, entre otros.
Amanecidas violentas de mundos es un texto lírico (celebratorio, hímnico) que acoge el legado genético de la especie humana y toda
Amanecidas violentas de mundos cierra una magistral exploración lírica en la que el poeta comulga plenamente con la especie humana y el universo revelando a modo de un ADN poético un código genético en el que la vida es siempre más que la muerte.
Independencia, diciembre de 2009
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