28/7/10

POEMAS DE OSCAR RAMIREZ


Oscar Ramirez

Actualmente reside en la ciudad de Trujillo. Estudia la carrera profesional de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de la misma ciudad.

Obtuvo el primer puesto en el VI Concurso Nacional Juvenil de Cuentos en memoria de Germán Patrón Candela, en el año 2006. En noviembre de 2008, resultó entre los siete ganadores del Concurso Nacional de Poesía Prima Fermata Literaria, organizado por la UNMSM. Obtuvo una mención honrosa en el Concurso de Cuento de la IV Feria del Libro de Trujillo 2009, organizado por ATAL, y participó, representando a la UNT, en el conversatorio El mundo que es mañana: un diálogo entre Mario Vargas Llosa y los jóvenes. En marzo de 2009 quedó como finalista del VIII Premio Internacional de Poesía Martín García Ramos, de Almería – España. Algunos de sus poemas han sido publicados en la Revista de Cultura Almiar / Margen Cero, de Madrid – España.

INVENTARIO DE IMÁGENES

Mar o luna.
Cristal o acero penetrando la noche.
Luz o fiebre de cúpulas
rechinando en secretas voces.
Murmullos. Herida azul.
Alba. Rendija de sol.
Nocturnos telares perdieron el brillo
mientras se avivan en ellos
las cárceles y el tiempo.
Sobre el horizonte,
la perpetua burbuja de fuego.
Reposos de niñas
bajo contemplaciones de cielos.
Orillas cobijando sus pasos.
Se pronuncian murmullos.
Se dibujan retratos.
Un vacío / La realidad
Inventarios de días:
amaneceres y descansos.
16 / Oscar Ramirez
Los principios se tornan escasos.
La contemplación del mundo
es
algo furtivo.
(No saber fingir)
(No tentar amar)
Tupidas márgenes limitan las creencias.
La verdad es camino doloroso.
Un secreto. Soñar.
Abriles no impiden
el ligero tránsito de bendiciones.
Contemplar el sol
tiene épicos rasgos de palabras.
Sólo lo perpetuo:
mar o luna,
mar o águila.

PRECOZ OBERTURA DEL SOL

Crédulas palabras descienden de las gargantas
en una divertida procesión de murmullos.
Pretextos de sutiles ornatos,
donde ecos y voces repitiéndome el silencio
condicionan la libertad,
olvidarán los portales del sueño.
Bajo la pureza
de un vientre cubierto de arena,
torpes manos, desnudas de oficio,
aprenden las oraciones matutinas.
En el crisol venidero de las aguas,
un pergamino de espuma
comprende la evolución de las horas:
las almas vuelven del oscuro letargo de los muertos.
Cuando el viento sople otra vez sobre
la armoniosa virtud de tus mejillas,
verás el pálido amor de la luna
dibujándote la inmortal silueta
del adiós.

Acerca de Arquitectura de un día común

Hablar de la poesía de Oscar Ramirez (mejor dicho, de su primer poemario, al cual me referiré de ahora en adelante) no es hablar de una voz nueva, porque hasta cierto punto eso suena demasiado encasillado, por lo que prefiero hablar de ciertas diferencias en su poesía. Si bien todo poeta demuestra a grandes rasgos las influencias de autores que admira, lo que se lee en los versos de Arquitectura..., a pesar de que Oscar siente gran interés por algunas características de la poesía europea contemporánea, no es el recurrente esteticismo utópico de matices argumentales o lamentaciones de pasados ignorados y desastrosos, sino un mundo casi tan impenetrable como la sequedad humana. Todo poeta establece sus pautas, sus condiciones poéticas, pero las condiciones que se nos ofrecen en este poemario, aunque se fecunda en muchos temas universales, es totalmente vertical, obligada a variar entre lo común y lo onírico sin perder la fusión entre veracidad y espacio donde se desarrolla la emoción creativa. Dividido en cuatro etapas, este producto poético va formándose en un proceso de construcción y destrucción paulatina, con historias concebidas en espasmos que van desde un inventario formativo hasta envolvernos en un cuadro donde no existe mayor esperanza que la de una niña vagando entre nosotros invitándonos a caer. Ahora bien, no sé dónde ubicar este libro, ya que en muchas de sus páginas la dirección de sus versos nos remite al espectáculo de cinematográficas escenas, como en otras tantas nos oculta el mínimo bosquejo que se le puede brindar con eficacia a la razón. La poesía de Oscar Ramirez es un viaje perfecto, un vagar de versos, y palabras, por desnudas praderas sin llegar al simplismo de lo que se ha venido escribiendo en muchos de los poetas de su generación. Las palabras están en el campo, ahora les toca a los lectores el deber de la cosecha.
Julio Arguedas

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