INCERTIDUMBRE
Cuando el arado del tiempo haya pasado,
dejando en mi rostro sus huellas,
¿habrá alguien quien las borre
o que al menos la conduela?
Cuando mis manos temblorosas
no permitan sostenerme,
¿Contaré con un brazo amigo
que ayude a levantarme?
Cuando mis pies ya cansados
se resistan a dar paso,
y mis ojos agotados me nieguen la dicha de verte,
¿Te tendré cerca de mi lado, amada mía,
para poder acariciarte?
Finalmente, cuando me llegue la hora de partir,
cuando de mí nadie se acuerde,
¿Siquiera una lagrima tuya se derramará por mí?
(1965)
MANUEL DE LA CRUZ ODAR BEJARANO
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