a Julio Polar
Él puede ver a través de tus ojos
puede meterse sin permiso
ni acto de contrición
Él puede conquistar el corazón nocivo
nadie entiende al hombre
A cien caballos de fuerza los sentimientos
En las calles de su cuarto podemos ser
Seaned le guiña el ojo izquierdo
Él sonríe y dan una vuelta
mirando los tiempos vividos
cuando sus ojos oscurecieron
golpearon
prefirió callar
él pensaba en sus calles
Un punto en el firmamento
Una equis en el mapa
No existe un reloj en la cabecera
el sol aclara sus pestañas
una ligera tos despeja la somnolencia
Seaned vuelve a guiñarle el ojo izquierdo
un sorbo de café Él tose
sus manos crujen
los ojos tiemblan
no puede pasear
Ella se aleja Avanza
Él no puede continuar
el arma debe acabar este dolor
Alguien toca la puerta
espera afuera
Hoy el sol despeja la duda
un día más
Parados frente al escenario
Un Puerto sin idioma original
donde el viento expresa una danza
El umbral se pinta
de alargadas manchas
concierto original de oboes
y el cuarto tramonta
El aroma natural recorre sus calles
sentados
Seaned y él ven alejarse bruñidos
trasatlánticos
atrás estallan las gaviotas en gritos ensordecedores
Frente al escenario
Él no sabe hundirse
¿Respetarían el tráfico en su propio terreno?
Seaned se atreve Ella puede
La sigue y dan vueltas en medio de la pista
los libros yacen abiertos
Pronto
ven acercarse otros individuos
sin respetar la luz
en pistas y veredas
llenos de calor humano
no cabe otra persona en su cuarto
Rompen vasos El trago derraman
Alguien dispara al aire
Comienza la retirada
El sofá está vacío
Pero él
Vuélvesele payaso la vida
juego en círculos
deshaciéndose los cuerpos
minimizándose
Los faros de la calle mitigan
a la hora más larga del día
Él puede oscilar entre la sonrisa fuera
el mirar dentro
La vida en una cinta cassette
(aprieten el play por favor)
Seaned vuelve
Oxigeno para el pez en la tierra
Los árboles crecen
en las calles de su cuarto
donde los ríos surcaron
farfullaron las ideas
soñó cantó bailó
hizo sexo
Donde los rayos solares
cruzaron la puerta de madera vieja
sin permiso
ni acto de contrición
oblicuos
brillantes
golpeando el pecho.
( de, LA NOTA DE DOS y otras notas breves )
Ella bosteza
coge un lápiz y escribe
como toda amante de Safo
murmura ríe corre protesta cae
vuelve a pararse
bajo la sombra del trigémino
procura adelantarse
Ella tararea a Chico Buarque
coge una guitarra y canta “ Te doy una canción “
de Silvio a su amiga
Ellas van juntas al teatro
ven los perfiles de la Darmet
Cogen las historias como suyas propias
rompiendo las muñecas
Para ellos no quiere ser ella una mentira
En la playa
bajo la sombrilla lee
mientras el resto no la entiende
bajo el sol del medio día
Ella muere en su soledad sosegada
Como un poema
manos juntas Rodillas enlazadas
nombres escritos en la pared
adrián y adrián
Dedos en la taza de café Un oboe
Una ventana donde entra el viento
la melodía sale
los cuerpos febriles enfría
despeina los cabellos
Observando un cuadro en Rojos
la arena tibia
rojo vida pasión
muerte resurrección
cada tarde
Cigarrillos muchos (humito azul)
ceniceros vacios
El humo dañino rosa la garganta
Clavel rojo
clavel blanco
Las amarillas dan suerte
Un jarrón negro lleno de ellas
una silla El abanico sumergido en el cuadro
El mozo vuelve a limpiar los ceniceros
muchacho de labios gruesos Curvos
de mermelada roja (otra vez rojo)
Una frente como una ventana
de cabellos largos tercos lacios
Dos varones extendidos
“en el lecho perfecto “
Efervescente
LIMA
En el mes de abril Otoñal
el sol pareciera intenso
Los vientos soplan fuerte
de alguna parte del sur
entra el polvo al salón de clase
las ventanas sin vidrio
techo de calamina
como ardían los ojos
cabellos empolvados
oídos sucios
Salón: Primero eñe
chicos adultos
de tajos en la cara
Yo de dieciséis
odiando la mierda
que me dejo ahí
EL FARO Y EL ANCLA Guillermo juega con Francisco Francisco juega con Guillermo En el tiempo que éramos felices jugábamos dejando los temores en la playa de las piedras los pies cansados y los cuerpecitos huérfanos Guillermo no tenía ganas soportar este mundo Yo me quité la ropa con mucho miedo La espuma blanca de las sabanas nos envolvían entre las olas ambos de manitos para no ahogarnos entre las olas las horas no eran nada las risas iban y venían sin cesar El juego infantil de tocarse cada parte la inocente terquedad de un beso Guillermo juega con Francisco a que son felices De niño Guillermo cargaba bultos Francisco intentaba imitarlo Están las moras en las mismas calles e imágenes Guillermo siempre terminaba sucio y jugaba con los compañeros deformes a la pelota La fragancia del césped pisoteado y los gritos frente al mar ahí donde casi resbalo un día junto al faro y al ancla de los marineros de repente Guillermo recordaría cada risa y llanto y los dibujos el primer grito de libertad frente al mar al gran círculo naranja ficha inmensa ocultándose de nosotros Guillermo ya no juega con Francisco en el lecho ¿A qué jugará Guillermo? Encontrarlo un día en el faro de los marineros a eso juego yo esta tarde cuando la cuculí infantil entona nuevamente sus canciones al viento.
Francisco Retamozo
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Francisco Retamozo, de treinta y ocho años, natural de Lima. Publicó en las plaquetas Aedosmil, El bote, en las revistas electrónicas El malhechor exahusto, en Casa del poeta peruano
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1 comentario:
Me encantaaaaaaaaaaa ♥♥♥
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