17/1/12

Poemas de Francisco Retamozo


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Y EL CUARTO TRAMONTA 

                                                     a Julio Polar

Él puede ver a través de tus ojos
puede meterse sin permiso
ni acto de contrición

Él puede conquistar el corazón nocivo
nadie entiende al hombre

A cien caballos de fuerza los sentimientos

En las calles de su cuarto podemos ser

Seaned le guiña el ojo izquierdo

Él sonríe y dan una vuelta
mirando los tiempos vividos
cuando sus ojos oscurecieron
golpearon
prefirió callar
él pensaba en sus calles

Un punto en el firmamento

Una equis en el mapa

No existe un reloj en la cabecera
el sol aclara sus pestañas
una ligera tos despeja la somnolencia

Seaned vuelve a guiñarle el ojo izquierdo
un sorbo de café Él tose
sus manos crujen
los ojos tiemblan
no puede pasear

Ella se aleja Avanza

Él no puede continuar
el arma debe acabar este dolor

Alguien toca la puerta
espera afuera

Hoy el sol despeja la duda
un día más


Parados frente al escenario

Un Puerto sin idioma original
donde el viento expresa una danza

El umbral se pinta
de alargadas manchas
concierto original de oboes
y el cuarto tramonta

El aroma natural recorre sus calles
sentados

Seaned y él ven alejarse bruñidos
trasatlánticos
atrás estallan las gaviotas en gritos ensordecedores


Frente al escenario

Él no sabe hundirse

¿Respetarían el tráfico en su propio terreno?

Seaned se atreve Ella puede

La sigue y dan vueltas en medio de la pista
los libros yacen abiertos


Pronto

ven acercarse otros individuos
sin respetar la luz

en pistas y veredas
llenos de calor humano
no cabe otra persona en su cuarto
Rompen vasos El trago derraman

Alguien dispara al aire

Comienza la retirada

El sofá está vacío


Pero él


Vuélvesele payaso la vida
juego en círculos
deshaciéndose los cuerpos
minimizándose

Los faros de la calle mitigan
a la hora más larga del día

Él puede oscilar entre la sonrisa fuera
el mirar dentro

La vida en una cinta cassette

(aprieten el play por favor)


Seaned vuelve

Oxigeno para el pez en la tierra


Los árboles crecen
en las calles de su cuarto
donde los ríos surcaron
farfullaron las ideas
soñó cantó bailó
hizo sexo


Donde los rayos solares
cruzaron la puerta de madera vieja
sin permiso
ni acto de contrición
oblicuos
brillantes
golpeando el pecho.

( de, LA NOTA DE DOS y otras notas breves )



Ella bosteza
coge un lápiz y escribe
como toda amante de Safo
murmura ríe corre protesta cae
vuelve a pararse
bajo la sombra del trigémino
procura adelantarse

Ella tararea a Chico Buarque
coge una guitarra y canta “ Te doy una canción “
de Silvio a su amiga

Ellas van juntas al teatro
ven los perfiles de la Darmet

Cogen las historias como suyas propias
rompiendo las muñecas

Para ellos no quiere ser ella una mentira

En la playa
bajo la sombrilla lee
mientras el resto no la entiende
bajo el sol del medio día

Ella muere en su soledad sosegada




Como un poema

manos juntas Rodillas enlazadas
nombres escritos en la pared
adrián y adrián

Dedos en la taza de café Un oboe

Una ventana donde entra el viento
la melodía sale
los cuerpos febriles enfría

despeina los cabellos


Observando un cuadro en Rojos
la arena tibia
rojo vida pasión
muerte resurrección
cada tarde


Cigarrillos muchos (humito azul)

ceniceros vacios

El humo dañino rosa la garganta

Clavel rojo

clavel blanco

Las amarillas dan suerte

Un jarrón negro lleno de ellas


una silla El abanico sumergido en el cuadro


El mozo vuelve a limpiar los ceniceros
muchacho de labios gruesos Curvos
de mermelada roja (otra vez rojo)

Una frente como una ventana
de cabellos largos tercos lacios

Dos varones extendidos
“en el lecho perfecto “

Efervescente




LIMA


En el mes de abril Otoñal

el sol pareciera intenso

Los vientos soplan fuerte

de alguna parte del sur

entra el polvo al salón de clase

las ventanas sin vidrio

techo de calamina

como ardían los ojos

cabellos empolvados

oídos sucios

Salón: Primero eñe

chicos adultos

de tajos en la cara

Yo de dieciséis

odiando la mierda
que me dejo ahí


EL FARO Y EL ANCLA


                     Guillermo juega con Francisco
                     Francisco juega con Guillermo


En el tiempo que éramos felices jugábamos
dejando los temores en la playa de las piedras
los pies cansados y los cuerpecitos huérfanos
         Guillermo no tenía ganas soportar este mundo
         Yo me quité la ropa con mucho miedo
La espuma blanca de las sabanas nos envolvían entre las olas
ambos de manitos para no ahogarnos
entre las olas las horas no eran nada
las risas iban y venían sin cesar
El juego infantil de tocarse cada parte
la inocente terquedad de un beso
Guillermo juega con Francisco a que son felices
                   De niño Guillermo cargaba bultos
                   Francisco intentaba imitarlo
Están las moras en las mismas calles e imágenes
Guillermo siempre terminaba sucio y jugaba
con los compañeros deformes a la pelota
La fragancia del césped pisoteado y los gritos frente al mar
ahí donde casi resbalo un día
junto al faro y al ancla de los marineros de repente
Guillermo recordaría cada risa y llanto y los dibujos
el primer grito de libertad frente al mar
al gran círculo naranja
ficha inmensa ocultándose de nosotros
Guillermo ya no juega con Francisco en el lecho
                    ¿A qué jugará Guillermo?
Encontrarlo un día en el faro de los marineros
a eso juego yo esta tarde
cuando la cuculí infantil entona nuevamente
sus canciones al viento.


Francisco Retamozo

Francisco Retamozo, de treinta y ocho años, natural de Lima. Publicó en  las plaquetas Aedosmil, El bote, en las revistas electrónicas El malhechor exahusto,  en Casa del poeta peruano 


1 comentario:

FioLoba dijo...

Me encantaaaaaaaaaaa ♥♥♥